En esta vida nada se consigue fácil. Un buen día, nos encontramos un grupo de amigos en una parada, dispuestos a esperar un autobús que nos transportaría a un "mall" para ir de compras, pero el terrible tranque nos dio la oportunidad de ver una situación.
Dos niños, de esos que limpian zapatos se encontraron en el mismo lugar donde esperabamos el transporte, de pronto uno le dijo al otro, "Oye mira, estoy contento, cuando caminaba hacia acá me encontré este peso, pero sabes no entiendo porque a veces me cuesta conseguirlo tan rápido cuando estamos limpiando los zapatos de los señores"... A más de cuatro se nos hizo un nudo en la garganta.
El mensaje está claro, las cosas que se consiguen fácil son difíciles de entender, porque desde pequeño se sabe que para lograr lo que se quiere se necesita esfuerzo y dedicación.
Pero, saben algunas personas lo que significa el esfuerzo. Quizás no, porque es sencillo querer, desear y lograr algo con poco sudor. Señores, entiendan que es el impulso vigoroso y definitivo que hace posible al hombre convertir en realidad sus proyectos.
El esfuerzo por sí mismo, sin la ayuda de una actitud mental positiva y de metas a la dignidad personal puede caer en desesperanza, egoísmo y en suma autodestrucción.
El esfuerzo se liga directamente a la perseverancia aquella virtud que permite continuar en la búsqueda del logro de los objetivos.
Pero, a como estamos viviendo estos días, ese será un valor que quedará en el olvido, y los más perjudicados serán los que toda la vida se han preocupado por salir adelante, sin condiciones, sin esperar nada a cambio, pero sí poniendo en su mente no sólo la disposición, sino ese empeño que caracteriza el esfuerzo como valor, que debe estar presente en cada ser.
Sencillamente, hay que ponerle ganas a todo, y no esperar que los demás hagan las cosas por tí.
