El término felicidad es una abstracción totalmente subjetiva, es decir, que cada persona tiene su propia interpretación sobre ella, y la vive y la siente a su manera.
La imagen de la persona mayor cascarrabias, insatisfecha, intolerante, inflexible, no es una imagen realista de los mayores. Estas características y otras, han sido seguramente características de la persona en toda su vida, haciéndose más evidente su presencia , en la tercera edad.
Lo que sí, puede asegurarse que en la medida que aumenta con la edad, los problemas de validez y déficit de autonomía y las situaciones derivadas de la merma de ingreso económico por jubilación, disminuye la satisfacción con la vida.
Pero, a pesar de lo que se cree, es bajo el porcentaje de personas que les resulta imposible valerse por sí mismas, inclusive adultos mayores de edad avanzada.
La aceptación de la situación es el mejor recurso para sobrellevarla, junto con la adaptación a la misma.
El proponernos metas muy elevadas y la dificultad para su logro, crea frustraciones y enojo con la vida, nos sentimos insatisfechos.
Anhelamos lo que parece producir felicidad, esto es común a todas las edades . Pensamos que si fuéramos más ricos, más atractivos, más exitosos, nos sentiríamos absolutamente felices.
Pero, si estas son las claves de la felicidad ¿Por qué el grupo que carece de estos atributos, no parece menos dichoso que quienes lo poseen?
"Si lo que tenemos, no produce felicidad, la verdad podría ser que la felicidad reside en nosotros mismos.
Según asegura el doctor J.K. Belsky en su libro "Psicología del envejecimiento". Creemos, desde nuestra mirada de adultos que la juventud es una condición segura para la felicidad, es un error, ya que hay jóvenes que son impedidos por diferentes circunstancias de ser felices.
El joven feliz tiende a ser un adulto mayor feliz. El adulto de los años dorados insoportable, estereotipado, maniático probablemente, haya sido neurótico e insatisfecho en su juventud.
Dicen los mayores: "Habiendo salud..." Sin embargo, se ha comprobado que las personas que padecen enfermedades graves: cáncer, infarto, artrosis invalidante, aprecian y disfrutan la vida mas aún que antes de la enfermedad.
La satisfacción con la vida no guarda relación esperable con distintas enfermedades. Son los pacientes hipocondríacos, médicamente sanos, los que están insatisfechos con sus vidas.
Existen dos fuerzas concurrentes en la vida de las personas mayores, una presionando hacia la elección de un tipo de vida reposado y otra requiriendo actividad y participación. Una y otra son válidas. Lo que hace a la felicidad de las personas es elegir lo que da significación a sus vidas; es por ello, que los expertos llegan a la conclusión de que la felicidad parece estar más relacionada con la salud mental, que con la salud física.