RELATOS Y REPORTAJES


Peligros del clima

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Eliécer Navarro
Crítica en Línea

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Aumentará la mortalidad por causa de los desastres naturales.

El hecho de que los cambios climáticos pueden afectar la salud es algo conocido desde hace miles de años. Y el hecho de que las actividades de producción (y destrucción) del hombre alrededor del mundo están causando que el clima se vuelva cada vez más impredecible se sabe y se discute desde hace varias décadas atrás.

Hoy en día cualquier persona que no haya pasado su vida en una cueva sabe que la tala masiva de árboles, la contaminación de ríos y mares con desechos industriales, la emanación de gases producto de los vehículos a motor, las montañas de basura no degradable que se producen diariamente, los pesticidas y quien sabe cuántas cosas más están provocando que el propio sistema climático del mundo esté reaccionando al veneno que le enviamos.

El problema es que no estamos haciendo caso, y ni siquiera parece que nos importara. En un reciente foro del Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá sobre "Cambio Climático y Salud", Daniel Purcalla, Médico de la Organización Panamericana de la Salud, dio un pantallazo sobre los escenarios que esta entidad prevé para el año 2080 de seguir aumentando el efecto de la contaminación al ambiente.

En primer lugar, se espera que para esta fecha la acumulación de gases de efecto invernadero, producidos principalmente por emanaciones de vehículos, industrias y aerosoles, hayan provocado que la temperatura de la Tierra haya aumentado en casi 10 grados centígrados más que en la actualidad.

Las estimaciones son que en 80 años, tanto el polo norte como el sur se habrán derretido en casi un 90%.

"Se espera que al derretirse los polos, el mar suba en 100 años un metro más o menos", señala Purcalla. "Al levantarse el nivel del mar, un montón de población va a ser expulsada, porque simplemente se le va a inundar su lugar de vida. Eso se calcula en 80 millones de personas que se verán desplazadas".

El aumento de la temperatura traerá a su vez un incremento en las olas de calor y en los niveles de mortalidad por calor, principalmente por enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Podrían verse con mayor frecuencia situaciones como la reciente ola de calor en la India el pasado mes de mayo, en que las temperaturas alcanzaron los 49 grados centígrados, y más de 1,200 personas murieron.

Al mismo tiempo, aumentarían los casos de cáncer en la piel, a raíz del adelgazamiento de la capa de ozono y consecuentemente las mayores filtraciones de rayos ultravioleta del sol. A nivel mundial cada año se dan en promedio 2 millones de casos nuevos de cáncer de este tipo. Se estima que al reducirse en 10% el grosor de la capa de ozono, se pueden sumar 300 mil casos más.

De aumentar la temperatura globalmente, muchos países que ahora son de clima templado quedarían en un clima tropical, y esto haría más grande el hábitat natural del mayor asesino de la humanidad: el mosquito, portador de enfermedades como el dengue, la malaria, la fiebre amarilla y algunas variedades de encefalitis.

"No sólo va a crecer su hábitat, sino que va a aumentar su metabolismo y su capacidad de reproducción. O sea que habrá más mosquitos y van a picar más", advierte el galeno, quien adelanta que para 2080 podría rondar en 80 millones los casos de malaria a nivel mundial.

Otro escenario del calentamiento global serían nuevos desiertos en el mundo, y una crisis de hambruna en las zonas afectadas. "Algo que ya se ve en África es el aumento de las plagas que atacan las plantaciones, debido a la desertificación, como plagas de langostas", añade.

Por ende, comenzarán a desatarse guerras por comida y principalmente por agua en África y el Medio Oriente.

"Otra cosa que va a aumentar será la mortalidad por desastres naturales", explica. "Fundamentalmente las poblaciones van a quedar más expuestas a las tormentas. Los resultados de las tormentas con un mar levantado van a ser tremendos".

El clima va a tornarse más impredecible. Fenómenos como los monzones ya están mostrando una pérdida del ritmo que los caracteriza, y de acuerdo con la OPS, si se remarca aún más esta pérdida de ritmo en el clima global, se espera que a finales de este siglo habrá huracanes golpeando a Europa y a las costas más al norte de Estados Unidos.

Los cuadros de problemas respiratorios derivados del smog en las grandes ciudades se incrementarán, al mismo tiempo que el detrimento en la calidad del agua traerá más cólera, salmonella y diarreas.

La inclusión del tema de clima y salud a nivel de cumbres entre países es algo relativamente nuevo. La primera Conferencia Mundial sobre el Clima fue celebrada en 1979. La segunda en 1990, que luego trajo la Convención Marco sobre el Cambio Climático de la ONU de 1992, la cual fue suscrita en Río de Janeiro por 154 estados y por la Comunidad Europea.

En 1997, en la ciudad de Tokio, tuvo lugar la tercera reunión de la Conferencia de las Partes, máxima autoridad de la convención, y se acordó la aprobación de un protocolo que comprometiera a los países desarrollados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a partir del 2000.

Panamá ratificó este protocolo en 1997, lo que también nos compromete. Para el año 2012, Panamá debe haber cumplido con la primera parte de una serie de exigencias del protocolo, las cuales servirán para cumplir con la segunda parte para el año 2017.

En base a este compromiso, la Autoridad Nacional del Ambiente creó el Programa Nacional de Cambio Climático, para determinar cuál es la situación actual en el país y trazar modelos a futuro de cuál podría ser la situación en los años futuros.

Se identificaron los sectores de recursos hídricos, salud, marino-costeros, agricultura y forestal para hacer estudios de vulnerabilidad y adaptación, con una proyección optimista, pesimista y regular.

"Existe un dicho de que Panamá es uno de los países menos afectados por los eventos extremos", señala Emilio Sempris, del Programa Nacional de Cambio Climático. "Esto ha creado en la población un cierto nivel de confianza, el cual nos hace no estar preparados".

De acuerdo con Sempris, uno de los factores que hay que analizar inicialmente es cómo podrían afectar las operaciones del Canal de Panamá el que el mar aumente su nivel en un metro. Las implicaciones económicas para el país podrían ser enormemente negativas si no se comienza a prever esta situación. No obstante, Daniel Purcalla señala que existe en el marco del Protocolo de Tokio una enorme inequidad entre las responsabilidades de los países desarrollados y los países en vías de desarrollo.

"Los países en desarrollo están copiando los patrones de consumo de los países desarrollados, y están en una carrera desesperada por industrializarse, cayendo en una producción no sostenible que está agrediendo al medio ambiente", señala el representante de la OPS, quien destaca que las naciones emergentes están siendo presionadas por las grandes potencias tanto en el tema del desarrollo como en el de la conservación.

 

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