Qué sabroso es exigir y exigir a nuestros colaboradores en la empresa, mientras nosotros nos echamos fresco en una esquina.
Cargar a los subalternos de trabajo -so pena de despedirlos o aplicarles medidas disciplinarias- para luego tomarnos nosotros el crédito ante nuestros superiores, hace que la gente en una organización nos mire con odio, no con respeto.
Por desgracia, hay jefes y mandos medios así. Que incluso en los momentos más críticos, en que hay que tenerlos bien puestos, sencillamente le dan la batuta a otro, para no quedar ellos embarrados. Y encima de eso, con grosería y amenazas.
Nuestro mundo está rodeado de toda clase de personas, así como de toda clases de aves. Por ejemplo, hay talingos y gallinazos. Hay veces que se puede registrar una buena convivencia que no altera la cadena de alimentación, pero otras veces sí.
En el mundo de los seres humanos de carne y hueso funciona igualito. Muchas veces nos tragamos la actitud del compañero, esposa, vecino y hasta de nuestros superiores para aguantar nuestras rabietas de forma callada.
Al encontrarnos en la calle con gente inepta para puestos claves podemos darnos cuenta que ellos son los causantes de tantos sentimientos negativos en las personas.
Ellos, por ejemplo, confunden la acción de liderar con la de gobernar: Un líder capaz se involucra en la operación y busca la manera de facilitar el proceso haciendo uso del trabajo en equipo, en cambio el inepto sólo exige soluciones desde su despacho estableciendo tiempos y especificando el contenido de los resultados sin tener la más mínima idea de lo que pide.
Ellos siempre se muestran ocupados y carentes de tiempo: Un buen líder organiza y administra el tiempo, establece prioridades y sabe que no todo es urgente. Comprende y valora las necesidades de su equipo y está consciente de la curva del agotamiento mental y físico del personal y de la propia.
Para el inepto se requieren días de treinta y seis horas. Todo es urgente y "para ayer", le coloca a todos los procesos el mismo sentido de prioridad y se justifica señalando que "así es la empresa", exige el triple de esfuerzo a su personal, los obliga a trabajar sin reparar en el tiempo, pero cuando tiene un compromiso fuera del ambiente laboral no duda en retirarse.
Los expertos en este delicado campo, con deseos de ayudar, advierten que el ser humano con estas cualidades debe despertar de su pesadilla, porque tarde o temprano le caerá la teja en la cabeza. Hoy es el mejor día para cambiar radicalmente.