Los cuerpos de quienes fueron ejecutados y medio sepultados, el fin de semana, en un lugar apartado de San Carlos, en la provincia de Panamá, fueron sepultados por sus familiares ayer.
Aunque se trató de dos pueblos distantes uno del otro, el sentimiento de luto y dolor por la pérdida de sus seres queridos se reflejó en ambas familias.
Minutos después de las 8:00 de la mañana el ataúd, donde enterrarían a Rolando Alberto Antón Rivera, ya se encontraba dentro del cementerio municipal de la comunidad de Santa Marta, donde en vida él había solicitado que le dieran cristiana sepultura, junto a la tumba de su padre.
A esa misma hora, la casa de Ludovino González Valdés, ubicada en El Palmar, de Puerto Armuelles estaba llena de personas que acompañaban a la dolida viuda, Idalia Vega.
Pastores de iglesias evangélicas, en ambos actos fúnebres, fueron los encargados de dirigir los asuntos religiosos en medio del llanto y gritos desgarradores que se escuchaban entre familiares cercanos de los difuntos.
Según, Idalia Vega, viuda de Ludovino González Valdés, desconoce cual fue la causa para que mataran a su esposo por mucho tiempo, pero desea que las autoridades investiguen para encontrar a los culpables.