EDITORIAL
Recetas del FMI
Los nuevos ajustes acordados por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), contemplan un cronograma de acciones que deben ejecutarse, a cambio de nuevos empréstitos por parte de esa institución financiera. La reforma tributaria, ampliando el Impuesto de Transferencia de Bienes Muebles (ITBM) al sector servicio; la liquidación del Banco Hipotecario; las acciones tendientes a superar la crisis del Seguro Social y la privatización de algunos servicios del IDAAN, son los aspectos más sensitivos del acuerdo. El gravar los servicios, aunque representaría una forma rápida y fácil de que el Estado mejore sus recaudaciones, no hay que olvidar que en 1984 y 1985, el entonces mandatario Nicolás Ardito Barletta, intentó crear un impuesto del 7% a ese sector, y los médicos organizaron la Coordinadora Civilista Nacional (COCINA), que se movilizó para dar al traste con esa iniciativa. La interrogante de ahora, es si el actual gobierno, con su alianza del Pacto de La Pintada en estado agonizante, podrá pasar un proyecto tan conflictivo como ese. Los entendidos también dudan que el PRD le brinde en esta ocasión respaldo al Arnulfismo, tal como sucedió con el proyecto del Fondo Fiduciario. El fuerte de Panamá son los servicios. Los médicos, abogados, contadores, bancos, restaurantes, hoteles y otras actividades deberán cobrar a sus clientes y luego pagar al fisco el 5% por los servicios que brindan. Sin duda que esos profesionales y el pueblo, que es al final quien paga el impuesto, no se aguantarán de buenas ganas ese impuesto. Una opción sería aplicar la propuesta de campaña del banquero Alberto Vallarino, de exonerar del impuesto sobre la renta a los trabajadores, que perciben salarios menores a los 700 balboas mensuales. El menú que le preparó el FMI a la presidenta Mireya Moscoso será duró de tragar y sólo dando y recibiendo podrá pasar el mismo, ya que al pueblo siempre se le pide sacrificios y casi nunca cosecha beneficios. El plazo para presentar la reforma tributaria en la Asamblea Legislativa es el 30 de septiembre, un mes después de la elección de la nueva junta directiva de la Cámara, por lo que los estrategas del oficialismo, deben estar atentos de sus jugadas, pero sin que el Ejecutivo acceda a los requerimientos desmedidos de algunos legisladores insaciables.
PUNTO CRITICO |
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