En ocasiones tenemos que revestirnos de coraje y este es uno de esos momentos, cuando vemos y escuchamos a personas que apoyaron la figura de Martín Torrijos para presidente de la República y otros que lo adversaron, unirse al entorno de las reformas a la Constitución con el único fin de lograr resolver sus propias ambiciones personales.
Haciéndose de una total carencia política hemos visto desfilar por los medios de comunicación algunos expresidentes de la República, dignatarios de partidos políticos, empresarios, magistrados, dirigentes gremiales, etc., todos con deseos desesperados de llamar la atención del Presidente electo.
Cómo es posible que se echen a un lado los valores que rigen para ser un buen ciudadano y convertirse en súbditos de la genuflexión, palabra que el diccionario de la Real Academia Española define como: Doblar la rodilla o ambas rodillas como un gesto de sumisión a un ser humano.
Estos son los que impiden con su actuación que nuestro pueblo surja, manteniéndolo pasivo ante el asqueroso escenario político que vive el país.
Muchos de ellos saben de las limitaciones que tienen para dirigir la administración pública, quienes se encargarán del gobierno a partir de septiembre; lo saben pero no les importa.
Estos hombres conocidos por genuflexos, son los seguidores de quienes sostienen que la política verdadera es la política conveniente, cuyo fin principal es lograr la conquista del poder y después el mantenimiento en el poder, no importa el costo. Son estos hombres que entran al escenario político con las armas de la demagogia, para de esta manera conseguir las posiciones y ventajas que pueda proporcionarles el Estado.
Es necesario que los hombres y mujeres buenos de nuestro querido Panamá incursionen en la política, con el fin de que vengan a depurarla, que trabajen por la comunidad, que tengan conciencia de lo social, ya que cuentan con lo principal: La honestidad.
Los genuflexos con su conducta oportunista son los que le dicen al pueblo panameño que lo han elevado al rango de hombres libres, de ciudadanos, pero sin saber todos sus derechos y mucho menos sus obligaciones, todo con el maquiavélico fin de que no se organice.
Este servidor es un convencido que debemos establecer la enseñanza de la moral política en nuestro sistema educativo, y así evitar que se pueda repetir lo ocurrido en las pasadas elecciones, donde a través de las nuevas tecnologías para la publicidad, le vendieron principalmente a una juventud irreflexiva la mediocridad pro liderazgo, y los resultados los estamos viendo. En plena transición de poderes a la fecha no se han designado todos los ministros del nuevo gabinete y la presentación de las tan desafortunadas reformas constitucionales, que ya comienzan a desgastar a un gobierno que ni siquiera ha empezado.
Finalmente para los genuflexos, esos que muchos llaman los "sin patria", nada de eso importa, ellos seguirán "arrodillándose" ante el mandatario de turno, es y será su principal objetivo y mi pregunta es. Los borramos políticamente hablando o tendremos que decir: ¿Te acuerdas de un país que se llamaba Panamá?