Dos hombres que se sientan como cualquier otro pasajero en los Diablos Rojo se dan la tarea de sacarle la cartera a los usuarios.
Uno de los malhechores tiende a pararse delante de su víctima cuando se va a bajar del bus mientras que el otro se para detrás.
La víctima es entretenida por uno de ellos (el de adelante) mientras que el otro le saca la cartera.