José Domingo Ulloa, quien asumió en abril sus labores como Arzobispo de Panamá, recibió ayer del Papa Benedicto XVI el palio, símbolo de comunión con el Obispo de Roma, en una ceremonia celebrada en la plaza de San Pedro.
El palio está confeccionado con lana de oveja. Todos los años, en la fiesta de la virgen y mártir Santa Inés (21 de enero), el Papa bendice unos corderos de los que extrae la lana de la que se confeccionan la estola de lana con adornos y seis cruces que llevan los arzobispos. Este palio se guarda en una urna de plata en la capilla de la tumba de San Pedro, en el Vaticano.
Ya se han completado todos los pasos para el ejercicio pleno de José Domingo Ulloa como Arzobispo Metropolitano. Desde el principio se ha hecho evidente que el nuevo guía de los católicos panameños le impondrá su sello particular al cargo. Será un prelado accesible a los medios y que aborda todos los temas por más polémicos que puedan ser.
Ulloa es apenas el cuarto ciudadano panameño de llegar al Arzobispo de la principal Diócesis del país. Lo antecedieron Tomás Clavel, Marcos Gregorio McGrath y José Dimas Cedeño.
El prelado de 53 años y nacido en Chitré ha levantado su voz para decir un alto a la violencia en Panamá y clamó por promover una cultura de vida y paz. Ha sido claro en rechazar los abusos vengan de dónde vengan y su voz no se silencia frente a los problemas que agobian al pueblo panameño.