Sin duda alguna, la visita del presidente venezolano Hugo Chávez generó toda clase de comentarios, pero sobre todo quedó en el ambiente una sensación de positivismo, ante las propuestas del dirigente sudamericano para la construcción de una refinería en Panamá y el suministro de 150, 000 barriles de crudo diarios al Istmo.
Aunque la oposición local y el embajador norteamericano, William Eaton, criticaron las palabras "altisonantes" de Chávez, que pareció repetir en Panamá su famoso programa de siete horas "Aló Presidente", hay que felicitar al gobierno de Martín Torrijos por mantener una política exterior equilibrada frente a buscar los verdaderos intereses de nuestro país.
Digo que diplomacia equilibrada pues si no recuerda amigos lectores, a finales del año pasado vino a Panamá el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien igualmente habló de forma positiva de este país centroamericano, sobre todo vio con buenos ojos el manejo excelente de los panameños en el Canal Interoceánico.
¿Porqué no podemos hablar con Caracas una forma de resolver la crisis petrolera istmeña y días después se negocia proyectos comerciales con Washington? La lógica indica que la diplomacia debe indagar cuales son las prioridades de Panamá en la panorámica global que vive el Siglo XXI.
Tanto Torrijos como el canciller Samuel Lewis Navarro han logrado relanzar a Panamá en el extranjero, basando nuestra diplomacia en un enfoque "neutral". De igual manera, se ha rescatado la idea de explorar en el exterior las posibilidades de inversión de otras potencias en el Istmo.
Un buen ejemplo de la política exterior pragmática es las relaciones con China Continental y Taiwán. Todo el mundo sabe que Panamá depende mucho del comercio asiático procedente de los puertos de Shanghai y Hong Kong, que las principales rutas marítimas pasan por Panamá para enviar sus productos a la costa este de Estados Unidos, además de Europa.
Entretanto, la relación estratégica con Taiwán, evidentemente, ha servido de elemento de presión para Pekín, cuyo Gobierno todavía no la logrado que el Istmo rompa sus contactos diplomáticos con la isla de Formosa. Empero, ¿porqué Panamá debe inmiscuirse en los problemas internos de los chinos y su división ocurrida en 1949? Que lo resuelvan ellos, ya lo decía de otra forma funcionarios del gobierno panameño vinculados a la diplomacia.
Indudablemente, mientras Panamá tenga contactos diplomáticos con Taiwán, siempre China estará interesada en el Istmo. Ya me decía un alto funcionario asiático, que no es de Taipei, que el Gobierno panameño hace bien en mantener su relación con Formosa, hasta donde le sea posible.
La promoción de la ampliación del canal interoceánico es otro elemento que ha beneficiado la proyección de nuestro país en el exterior. Allí, nuevamente las giras del Canciller Lewis Navarro han sido provechosas, aunque persisten las críticas para que vengan resultados concretos.