FAMILIA
Segunda
oportunidad para los jóvenes delincuentes

Tomado de China Libre
El sistema de
justicia juvenil de Taiwan trabaja duro para enfrentarse al creciente
problema de la delincuencia. Los oficiales encargados de vigilar
a los que están en libertad condicional, los reformatorios
y las prisiones enfocan en la educación y la orientación
para ayudar a los jóvenes descarriados a retornar al sendero
correcto.
Liu está retornando a su casa este mes. Su detención
de un año y ocho meses en el Reformatorio y Escuela de
Entrenamiento de Taoyuan está por terminar. Liu fue enviado
al reformatorio después de ser sentenciado en la Corte
Juvenil de Taipei por extorsionar dinero de sus compañeros
de clase. En el reformatorio, él continuó con sus
estudios de secundaria y también tomó un curso
de entrenamiento vocacional por un año, recibiendo un
certificado de mecánico automotriz. Con sus nuevas calificaciones,
Liu puede obtener fácilmente un trabajo con un salario
de NT$30.000 (US$1.100) mensual. Pero, él tiene planes
de terminar el bachillerato primero, asistiendo a clases cerca
de su casa. En los ojos de los maestros de Liu en el reformatorio,
él es, como lo dice un adagio chino, una oveja descarriada
que vuelve a casa.
El caso de Liu nos da un ejemplo del principio fundamental
sobre el cual descansa el sistema de justicia juvenil de Taiwan:
se puede cambiar las vidas de los jóvenes descarriados
a través de la educación. "Deseamos ayudar
a los jóvenes delincuentes, no deseamos castigarlos",
dice Hung Chang-hung, juez principal de la Corte Juvenil de Taipei.
"Deseamos darles una oportunidad para que inicien una nueva
vida". Como evidencia de su filosofía, Hung indica
que cada uno de los jóvenes enviados a la corte de julio
a septiembre del año pasado terminó bajo libertad
condicional.
Las cortes juveniles se establecieron inicialmente en Taipei,
Taichung y Kaohsiung en 1970 para manejar el creciente número
de jóvenes delincuentes en las ciudades mayores. Posteriormente,
las otras tres cortes de distrito más importantes de Taiwan
también formaron cortes juveniles independientes. Las
mismas manejan casos criminales que involucran a jóvenes
de doce a dieciocho años, según la Ley que Gobierna
el Manejo de los Casos Juveniles, que fue promulgada en 1962
y ha tenido tres revisiones, la más reciente en 1980.
La ley también cubre a los jóvenes en "pre-delincuencia",
o sea aquellos que muestran una inclinación a cometer
crímenes serios en el futuro. Por ejemplo, pueden ser
jóvenes asociados con pandillas o criminales habituales,
o que frecuentan sitios prohibidos para menores, portan navajas
u otras armas, o son drogadictos.
Los casos de las cortes juveniles provienen de tres fuentes
principales: casos donde los ciudadanos particulares denuncian
a algún joven que ha violado la ley; casos iniciados por
un fiscal público, departamento de policía u otra
dependencia gubernamental que son transferidos a la corte; y
peticiones de los padres o tutores de un joven. Los ofensores
por primera vez, dice Hung, son generalmente amonestados y enviados
de vuelta a casa. En los casos más serios, un oficial
encargado de vigilar a los que están en libertad condicional
investigará el caso antes de la audiencia, recolectando
información acerca del carácter, condiciones físicas
y psicológicas, así como trasfondo familiar, social
y educativo del adolescente. Después de evaluar el informe
del oficial encargado de vigilar la libertad condicional, el
juez decidirá en torno a uno de los cuatro niveles de
castigo: sesiones de orientación de fin de semana, libertad
condicional, reformatorio o prisión.
Según Hung, se hace siempre énfasis en la rehabilitación.
Por ende, el castigo no es considerado como el método
más adecuado para transformar a los jóvenes delincuentes
en miembros que contribuyan con la sociedad. "Siempre los
tratamos como si fueran nuestros hermanos o hermanas menores",
dice Hung. "Dedicamos mucho tiempo enseñándoles
la importancia de obedecer la ley. Como todos, ellos pueden recuperarse
de sus errores".
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