EDITORIAL
Olimpiada de la limpieza
Entre las prioridades de trabajo que tiene el Alcalde Juan Carlos Navarro, está el dejar limpia y reluciente la ciudad capital, una vez haya finalizado su gestión administrativa. Nos parece muy encomiable esta tarea porque se trata de darle una nueva fisonomía a nuestra urbe, que ha sido víctima en los últimos años de elementos desaseados, piedreros, alcohólicos y de la hez de la sociedad. Oportuno son los propósitos del Alcalde Navarro en concientizar al pueblo de que “una ciudad limpia es una ciudad sana”, y para ello ha fortalecido su flota de camiones recolectores de basura y establecido sanciones para los infractores de las disposiciones legales municipales. Queremos insistir en que el trabajo de limpieza de la ciudad no es sólo del Alcalde Navarro, sino que debe contar con ayuda de los ciudadanos que están también empeñados en que el aseo y la higiene sea la característica de la ciudad. Ello significa, que se debe entender que Navarro no puede trabajar solo en esta cruzada. También los dueños de inmuebles tienen que pintar las fachadas de sus casas y repararla por el deterioro que acusan, sobre todo en los barrios marginales. Esos mismos propietarios de casas deben construir aceras porque las que existen ahora mismo en la ciudad capital están destruidas por la acción del tiempo. El arrojar agua sucia desde los balcones a las calles, los tendederos frente a las viviendas, el ruido ensordecedor y la basura amontonada en zaguanes, proyecta una mala imagen de nuestro país que trata de recuperar el destino turístico del que es dueño por su posición geográfica privilegiada. Aplaudimos la iniciativa del Alcalde Juan Carlos Navarro y lo exhortamos a que en los 19 corregimientos de la capital de la República se vean las huellas de su labor que tiene trascendencia, dimensión y contenido.
PUNTO CRITICO |
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