Alemania se impuso ayer a Ghana (0-1) en el último partido de la primera fase, resultado que le sirvió para viajar como primera de grupo a los cruces, en los que le acompañará la propia Ghana, que se benefició de la victoria de Australia sobre Serbia para terminar segunda.
En el Soccer City de Soweto no encontró Alemania el vértigo de la primera jornada, aquel fútbol hilvanado a dos toques que pasó como un tifón sobre Australia dejando pasmado a medio planeta.
Parte importante de la culpa, claro, la tuvo Ghana, un equipo que sabe cómo recogerse, que arropa a su portero con dos líneas muy juntitas, sin pudor para retrasar a hombres de la calidad de Asamoah hasta la posición de lateral, pero que, una vez con la pelota en los pies, salen como flechas hacia el marco contrario.
Con esa receta supo el técnico serbio Milovan Rajevac llevar a las "águilas negras" a la final de la Copa de África disputada este año en Angola, pese a que compareció con un equipo que a veces peca de ingenuo por bisoño.
Sin Essien, las posibilidades de Ghana de gobernar el medio campo son pocas, por lo que prácticamente renuncia a él y fía su juego a la velocidad en el despliegue, más hoy, satisfecha con un empate que le daba el pase a octavos.