Hace pocos días un amigo me dijo que su hija que vive en Inglaterra, le contó que unos panameños becados, que hacen estudios en ese país, decían en una cena: "qué importa, si a los idiotas de Panamá que le cobramos los impuestos, son los que pagan esto".
Eso me recordó el caso, sin mucha aclaración, del ministro de Economía y Finanzas del Gobierno actual de Cambio Democrático, hasta ahora me pregunto si las autoridades harían un audito serio de eso.
Le hice esta pregunta a una amiga: ¿qué presidente ha cumplido sus promesas, después de la invasión? El actual Gobierno empieza con mucho espectáculo y señala que el Metro Bus, hospitales, carreteras, metro y así muchos proyectos. Pero de dónde se saca el dinero, inventamos nuevos impuestos y no veo que se saque a los que tienen más, sino como me dijo un amigo "ahora le toca al pueblo".
Con tristeza veo que llevamos dos periodos presidenciales y nada que termina de resolverse de una manera real el asunto del hotel del Casco Viejo, el lugar se convirtió en Patrimonio de la Humanidad, pero parece que es patrimonio de conveniencia del momento y no un lugar histórico y turístico; con sentido común se sabe que eso esta mal.
Hay que hacer infraestructura y levantar el país, eso es así, el mundo cambia, pero a qué costo, de los panameños, si ni siquiera hay una política urbanística o reglas de desarrollo adecuadas al siglo 21, no hay reglas o leyes serias de medio ambiente y seguimos pensando en petróleo, donde están las otras tecnologías que son más favorables, por qué esperar a otros países que lo hagan, si nosotros podemos aplicarlos y hacer estudios con otros organismos internacionales en nuevas tecnologías.
Así pensé "qué lluvioso y nublado esta todavía Panamá", pero no todo es malo, dentro de esto hay buenas decisiones actuales y viejas que han quedado buenos proyectos, pero que desaparecen por egoísmo políticos y no ven a Panamá como un todo donde se beneficien todos, sino qué puedo coger, mientras puedo.
Sólo pido que los buenos no despertemos muy tarde y dejemos que los malos dañen más este lugar, que pertenece al planeta Tierra y a los seres humanos, sino también al inmenso universo.