En la escuela, el niño tiene que hacer sus propias tareas. Sin embargo, después que las termina, es bueno que el padre se las revise, para evitar cualquier error. Si no nos importa cómo les va a nuestros hijos en clases, prácticamente nos nos importa con ellos en nada.
"¡Eres un animal!", "pedazo de bruto". Estas y un montón de insultos más son los que suelen gritar los padres de los estudiantes fracasados, sin darse cuenta que la no participación en el proceso de enseñanza-aprendizaje de su hijo quizás es también por culpa suya.
Los niños, en su etapa de crecimiento- deben recibir atención directa de sus padres, sobre todo para fortalecer lo básico que se aprende en el hogar que en ningún otro lugar van a aprender.
Si los animales pueden, por qué el ser humano no lo logra. Queremos decir que en el mundo salvaje, por ejemplo, las leonas enseñan a sus cachorros a cazar. Ellos poco a poco aprenden la técnica para después dejar a sus padres y abrirse paso a su propio grupo, dentro de las sociedades que permite la ley de la naturaleza. Una leona no deja de revisar ningún aspecto de su pequeño león para corregirlo a tiempo. Es como revisar la tarea que se le asigna cada día.
En el campo nuestro, es el deber de papá y mamá y el derecho de los hijos a que sus progenitores supervisen lo que aprenden en el colegio. No se puede permitir que un niño llegue a casa, se acueste y vaya al día siguiente a clases porque no cumple con las metas asignadas en la organización educativa.
Todos los padres debe estar pendiente de lo que escriben las maestras en los cuadernos de sus hijos. Aquí se desarrolla la interacción entre profesor, hijo y padre. Es como una especie de monitoreo del crecimiento educativo de los educandos.
Si razonar nos diferencia de las bestias, por favor vaya prestándole mayor atención a sus hijos y después no termine maldiciendo por su propia culpa al no supervisar cómo va en clases.
Convirtámonos en buenos padres para llegar a ser cada día mejores ciudadanos.
