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Dentro del proyecto de restauración está el edificio del Ministerio de Gobierno y Justicia.  |
Recuperar cerca de noventa y cinco años de historia, encerrada en veintidós capas de pintura revestidas de madera o concreto no es una tarea fácil. Mediante un trabajo que requiere paciencia, tiempo y respeto por el autor de la pieza o trazo escondido, el restaurador pone sus "manos a la obra".
La disciplina de restaurador científico, que constituye una especialidad de la arquitectura, no es muy "abundante" en el país -ésta se estudia en el exterior-, pero su trabajo está tomando fuerza como parte de los preparativos para conmemorar los cien años de República, dentro de cinco meses.
Uno de los proyectos que se lleva a cabo como parte de esta fecha son los que se adelantan en el Ministerio de Gobierno y Justicia, edificio que data de 1905, pero que fue inaugurado en 1908. Con un valor histórico trascendental incluido dentro del complejo de edificios declarados como Patrimonio de la Humanidad en 1997 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Desde 1998 un grupo de arquitectos, liderado por Raúl Murillo, inició una investigación para conocer todos los detalles sobre el edificio que albergó el Palacio Nacional de Panamá. Este presenta una decoración única que se remonta a la época de los palacios europeos, que estuvo a cargo del arquitecto italiano Genaro Rugieri, que junto a renombrados artistas como Enrico Conrado culminaron la construcción y decoración.
Pese a no encontrar planos originales, en la actualidad profesionales de esta misma disciplina trabajan ocho horas diarias, incluyendo los sábados, para develar los murales mediante bisturíes con los que raspan cada capa, para darle un toquecito de pintura a lo que se pueda; porque el objetivo es mantener y no alterar lo encontrado.
Tanto en el Salón de la Nacionalidad, de los Medallones y de la Asamblea se trabaja fuertemente en el proceso de decapado -labor que ha tomado hasta veintidós meses- y realce de las obras encontradas. En estos salones se emplearon durante la época técnicas como el esténcil, espulvera, entre otras, mediante óleos y temple, cuyas pinturas se basaban en pigmentos extraídos de plantas.
Murillo, quien coordina los trabajos de restauración, informó que también se contempla crear un museo en la bóveda original, donde quedaba la Secretaría de fomento, custodio de las arcas del Estado, con la finalidad de exhibir las piezas originales y todo el proceso que conllevó "el antes y el después".
Según explicó Murillo, cuando se posee un edificio considerado patrimonio de la nación con categoría uno, se deben tener todos los cuidados necesarios, por eso cada acción está respaldada científicamente y no por el mero capricho de un arquitecto.
Destacó que se encontró el setenta por ciento de las obras originales y aclaró que en el caso donde se observa algún faltante o "laguna" se queda así, para no trastocar su valor histórico. "El estar bonito no importa, nos interesa lo auténtico, conocer realmente ese Panamá que se separó de Colombia, al extremo que nos hemos dedicado a recuperar los originales y no inventar o volver a hacer", enfatizó.
En la actualidad se adelanta este tipo de trabajos en el Teatro Nacional, el Instituto Bolívar y en el Instituto Nacional. |