Hace un tiempo, la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia detectó en Bocas del Toro miles de productos con anomalías en comercios.
Las inspecciones de esta entidad en Coclé lanzaron 1,204 productos que se hallaron con irregularidades.
Cuando metrólogos de ACODECO revisaron los paquetes de papel bond que se venden en diferentes locales del país, descubrieron que la mayoría no cumple con la cantidad de hojas que dice en la etiqueta.
En Chiriquí, fueron 10,343 anomalías las que se encontraron en productos que se vendían en locales minoristas. Cuando fueron a Veraguas, la cifra fue de 2,539 productos irregulares. Y en Herrera y Los Santos fueron 6,179 anomalías.
Se trata de un rosario de violaciones a los derechos del consumidor que sigue y sigue día tras día. Si estas son las cantidades que se detectan cuando se realizan inspecciones con alcance limitado, ¿cuántos productos de todo tipo no habrá en todo el país que estarán vencidos, o sin fecha de vencimiento a la vista, o con esta fecha alterada, o que no tiene el peso o la cantidad que específica en el envoltorio? ¿Cuántas veces habremos comprado productos de este tipo, sin darnos cuenta de que no eran aptos para el consumo?
Está bien que una entidad estatal realice inspecciones, pero los consumidores no debemos dejar al gobierno todo el trabajo de verificar el apropiado estado de los alimentos que compramos; porque, después de todo, somos nosotros los compradores.
Hay que ver las latas para ver si ya venció el producto. Hay que hacer preguntas a los vendedores, hay que comparar precios, y en caso de encontrar irregularidades, denunciarlas.
Si pusiésemos más atención a la hora de comprar, y denunciáramos más, definitivamente que se sacarían de circulación muchos más productos irregulares, y por ende, nos sentiríamos más seguros de lo que consumimos.
Jugar vivo parece ser el pan nuestro de cada día. A quienes cometen las irregularidades parece no importarles los daños que le pueden provocar a otras personas, personas que pueden ser amigos o familiares o tal vez un conocido.
Ser respetuoso de las demás personas es realmente considerarse ser buen ciudadano. Ponga en práctica la decisión de ser un ente de cambio y comience a actuar como tal.