lunes 22 de junio de 2009

 

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COCLÉ: PADRE LA EMBARAZO Y ESTA A PUNTO DE SALIR DE LA CARCEL
Vive la pesadilla del incesto

Diógenes Santamaría | Coclé, Crítica en Línea

Los sueños y la inocencia de una niña de trece años son truncados cuando mentes maquiavélicas piensan en la satisfacción de sus sádicos deseos, y los desvían a la tristeza, sin pensar en las secuelas o daños que le ocasionarán por el resto de sus vidas.

Han pasado más de once años y Lizbeth Pérez, de 24, quien reside en la comunidad de Santa María de la provincia de Herrera, no duerme con la tranquilidad que quisiera, pues aún en su mente están grabados aquellos momentos de terror, cuando su propio padre la abusaba sexualmente.

Cuenta que a ella sólo le quedaba soportar y tragarse los llantos de dolor, de lo contrario, o recibía una tanda de golpes o su progenitor cumpliría su amenaza de "cobrar la vida de su madre y de su hermana más pequeña".

INICIO DE LA PESADILLA
La primera vez, ella se encontraba en casa sola sufriendo de malestares, cuando repentinamente apareció su padre, quien le preguntó qué le pasaba. Posteriormente, comenzó a tocarla; al pasar los minutos, ella notó su respiración acelerada y su mirada perdida, por lo que le preguntaba una y otra vez por qué hacía esto, repentinamente recibió una bofetada seguida de una orden de callar, de lo contrario, recibiría una andanada de palos y seguido mataba a su madre o a su hermanita de tres años.

Este fue el inicio de una pasión de dolor y llantos silenciosos. Su risa se perdió, sus familiares una y otra vez le preguntaban por qué estaba así, y la respuesta era un "nada" con la cabeza.

El temor más grande era cuando miraba a su padre, este buscaba la forma de asediarla y encontrar el momento propicio para satisfacer sus deseos diabólicos.

EMBARAZOS NO DESEADOS
Pasaron varios meses cuando, de repente, Lizbeth comenzó a presentar síntomas de embarazo, su madre le preguntaba una y otra vez el nombre del padre de su hijo, pero no contestaba; mientras su padre la intimidaba con la mirada.

De ese incesto, nació un niño que desde sus inicios presentaba anomalías, su peso y su tamaño no eran los de un bebé normal.

Pasaron unos meses y la historia volvió a repetirse, otro embarazo y no se sabía quién era el progenitor.

EL HERMANO SOSPECHA
Su hermano mayor, Alex, notó que algo raro pasaba, siempre veía a su hermana sollozando en el patio, recostada a un árbol de mango y por más que le preguntaba lo que le pasaba, no le contestaba, pero su insistencia tuvo respuesta. Una vez conocida la situación de su hermana pensó en un plan.

Esa mañana, su mamá había salido temprano a realizar unos mandados, por lo que Alex se dijo "es el momento", así que salió en su bicicleta no sin antes gritar ¡me, voy! Unos minutos pasaron cuando rodeó la humilde barriada y llegó por la puerta de atrás. La misma estaba cerrada, de un solo puntapié la logró derribar, encontrando a su padre desnudo sobre su hermana, quien lloraba desconsoladamente.

Él (Alex) se apoderó de un macano y comenzó a perseguir a su padre, el que trataba por todos los medios de ponerse el calzoncillo. Posteriormente, una persecución por los potreros, pero el abusador logró escapar.

Una vez conocida la situación, se puso en conocimiento a las autoridades que lograron ubicar y poner a buen recaudo al padre violador.

Otro bebé nació de esos momentos amargos, en esta ocasión una niña que, igual a su hermano, nació con discapacidades.

Pero la tranquilidad no llega a Lizbeth, quien teme una vez salga su violador, cumpla sus promesas: violar a su hermana menor y asesinar a uno de sus familiares.

TEMOR Y NECESIDADES
Desde esos momentos, la vida ha sido muy difícil para esta joven madre. No ha podido encontrar un trabajo digno. En la calle muchos la miran con lástima, para otros es objeto de comentarios y otros hombres la miran como objeto sexual. Se siente mal cuando le han llegado y ofrecido dinero a cambio de su cuerpo, esto para ella es repugnante, por lo que los evade.

Las necesidades y el amor por sus hijos la han llevado a aprender hacer tareas de hombres, bate mezclas de concretos, trabaja muy bien el gypsum, realiza trabajos de carpintería y oficios domésticos. Para ella, la pereza no existe; aunque mucho agradecería una ayuda para su humilde vivienda y lograr conseguir un trabajo digno con el que pueda luchar y echar a su familia para adelante.

En áreas semirrurales como Santa María, los despachos del Ministerio Público deslindan cierta cantidad de casos de violaciones a menores e incestos, en los cuales las principales víctimas son niñas que sueñan, a través de los estudios, con tener un día mejor.

 


 


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