Mantenerte en forma y con un peso acorde con tu tamaño es lo ideal, pero muchas veces no es lo real. Para algunas personas -por su propio metabolismo- es más fácil bajar algunas libras que tenga de más, mientras que para otros significa un gran sacrificio.
Lo importante es fijarse metas realistas. Una perfecta combinación de una dieta sugerida por un nutricionista y ejercicio diario, sin duda serán de gran ayuda para tus propósitos.
Tratar de rebajar implica disciplina. No puede ser que hoy tengas una comida saludable a base de frutas y legumbres, pero mañana te tires una montaña de arroz con poroto, chuleta frita, una palangana de macarrones y para repellar un litro de soda.
Además si sufres un sobrepeso exagerado debes hacer ejercicios para ir tonificando los músculos y no quedar con los pliegues de pellejo guindando, tal si fueras una cortina plisada.
La intención de reducir peso, tampoco puede llevarse a los extremos. Gorditas de antaño que hoy mantienen una figura delgada, a veces son presas de pánico cuando suben unas cuantas libras. No hay porque armar un alboroto por ello. Vuelve a tu rutina de ejercicios y comida saludable.
Los que hoy hacen un programa para rebajar deben entender que todo ese sacrificio no significará nada, si una vez logra tu cometido retornas a tu antigua rutina de alimentación y cero ejercicio.
Lo importante es ser constante. Muchas veces lo importante no es llegar sino mantenerse.
Sin duda que uno se siente bien cuando se quita ese peso excesivo. Cuando caminas, corres o subes escaleras no tienes la sensación de que te ahogas y que el corazón te palpita en demasía. La dieta es algo bueno para tu salud, pero tampoco debes exagerar. No es cuestión de obsesión; el asunto es fijar metas alcanzables y ser constante para alcanzar la masa corporal que mejor se adapte a tu tamaño.