La batalla que libra desde ayer el dirigente chorrillero Héctor Ávila es más dura que cualquiera que las que ha emprendido por mejorar las condiciones de vida de su comunidad, ya que ahora debe lidiar con el dolor de haber perdido a un hijo por causa de la violencia.
Héctor Antonio Avila Whitaker, de 36 años, recibió un tiro en la cabeza frente a sus amigos frente a la rosticería Ismaelín en la Siesta de Tocumen.
Los rostros de dolor de Héctor Ávila padre y el resto de la familia se hizo evidente ayer en la Policlínica J.J. Vallarino, donde falleció Héctor Antonio.