Un paro de 24 horas afectó la región sur de Perú en rechazo a la política de privatizaciones del gobierno, que advirtió que no dará su brazo a torcer en su empeño de subastar dos empresas eléctricas. La paralización se acató mayoritariamente en los seis departamentos donde se convocó y cuyas poblaciones insisten en reclamar un referéndum para decidir el destino de Egasa y Egesur, a pesar que el gobierno anunció desde fines de mayo que no cederá en su decisión de venderlas.
La medida de fuerza incluye huelgas de hambre y tuvo especial repercusión en las ciudades de Arequipa, la segunda del país, y en Cusco, antigua capital del imperio de los Incas, donde toda la actividad comercial y de transporte se suspendió totalmente. Entre los 30 que ayunan forzosamente está el alcalde de Arequipa, Juan Manuel Guillén, un ex aliado del gobierno.
Marchas pacíficas por las plazas y calles de Arequipa y Cusco, así como concurridas manifestaciones con oradores de verbo incendiario y de matices regionalistas, dieron la pauta del sentimiento de una población que empieza a desmarcarse del apoyo electoral que le brindó en el 2001 al actual presidente Alejandro Toledo. |