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Allen Iverson durante un intercambio de palabra con Kobe Bryant. Foto Reuters.  |
La derrota que sufrieron los Sixers de Filadelfia en el segundo partido de las Finales de la NBA ante Los Angeles Lakers no impidió que regresasen a su casa con la confianza más alta que nunca, una triunfo de oro y la seguridad que pueden conseguir el título de campeones.
Ni el entrenador Larry Brown ni mucho menos los jugadores le han dado importancia a la derrota por 98-89 que sufrieron la pasada noche en el Staples Center de Los Angeles y están convencidos que sihabido un equipo triunfador hasta ahora han sido los Sixers.
"No me importan lo que digan las estadísticas del segundo partido, la realidad es que tanto Allen Iverson como el resto de los jugadores realizaron un gran partido y tuvimos suficientes oportunidades para ganarlo", declaró Brown.
"Me siento orgulloso de la forma como jugó mi equipo y el esfuerzo que hicieron en el campo", subrayó Brown nada más llegar a Filadelfia.
Iverson, la estrella de los Sixers, que no tuvo su mejor actuación, pero luchó al máximo y se enfrentó abiertamente con Kobe Bryant, incluido el aspecto dialéctico, dijo que su equipo nunca tiró la toalla y eso fue lo que desconcertó a los Lakers.
"Les dejamos el mensaje muy claro que no somos unos perdedores, que no tiramos nunca la toalla y que de la supuesta barrida que iban a conseguir con nosotros ahora dando el máximo de sus posibilidades casi no pueden superar el esfuerzo de equipo que realizamos en el segundo partido", explicó Iverson.El escolta estrella de los Sixers, que falló cuatro tiros de personal claves, los únicos que hizo en el segundo partido, calificó la actuación de los árbitros de cuestionable.
"Que alguien me explique como un jugador agresivo como soy, que siempre penetro y supero a mis rivales por velocidad sólo reciben dos faltas personales", reclamó Iverson.
"Me han dado en la cara, en el brazo cuando tiraba, me empujaron y según los árbitros no vieron nada". |