La desesperación de algunos diputados de la República se deja entrever detrás de los agresivos e insistentes esfuerzos del Órgano Legislativo por recuperar el control de las infames partidas circuitales.
Es una desesperación generada porque desde que se les cortó el acceso a ellas, muchos han visto seriamente limitadas sus aspiraciones de reelección. Durante años, estos fondos para uso discrecional de los diputados, fue su principal herramienta para ejercer las prácticas clientelistas que compraban votos y conciencias a lo largo y ancho de los circuitos electorales.
Como consecuencia, la función primordial de los llamados "Padres de la Patria", la de ser los generadores de nueva legislación, quedó relegada ante la de benefactor comunitario. Eran la amalgama de un representante de corregimiento y el Fondo de Inversión Social.
Durante las sesiones de las comisiones legislativas y el pleno podían verse con frecuencia sillas vacías o llenadas por suplentes, mientras que los titulares se encontraban a cientos de kilómetros de distancia entregando bloques y bolsas de comida, para garantizarse la curul durante cinco años más.
Hoy día, el ausentismo en las sesiones persiste, pero las posibilidades de ejercer esta distorsionada labor legislativa -una ventaja enorme sobre la competencia que aspira a las mismas curules- ahora está limitada.
Y muchos diputados están comenzando a entrar en pánico, a menos de un año para las elecciones generales de 2009.