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En el
nuevo Milenio, llegó la hora de actuar

Ancón
Colaboración
Panamá
y el mundo celebrarán mañana el Día Mundial
del Medio Ambiente, ocasión propicia para que reflexionemos
todos por igual, sobre los compromisos y acciones que podamos
adelantar para proteger y conservar los recursos naturales que
representan no sólo el legado de todos los panameños,
sino además la estabilidad económica y garantía
de una mejor calidad de vida para nuestras futuras generaciones.
Este año el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA) celebra la fecha con el lema "Año
2000, el milenio del Medio Ambiente: Es hora de actuar",
frase que implica un llamado a todos para que tomemos parte activa
en la protección del patrimonio ecológico de todos,
como única forma de garantizar nuestra presencia sostenible
en el planeta.
Tal como lo señaló el Director Ejecutivo del
PNUMA, Klaus Toepfer, a pesar de todas las diferencias geográficas,
culturales o económicas de los países, en el mundo
todos destilamos un espíritu común: la conciencia
de que todos estamos conectados.
Panamá no escapa a esta realidad, pues a pesar de las
diferencias que podamos tener con respecto a otras latitudes,
los problemas y crisis medio ambientales también marcan
nuestro ritmo de vida en muchos aspectos, tal como sucedió
con la gran sequía producto del Fenómeno de El
Niño y las profusas lluvias en destemporadas a causa de
La Niña, los intensos calores que nos han azotado en los
últimos años debido al calentamiento global y otros
tantos trastornos climáticos-ambientales, productos de
la acelerada carrera industrial que contribuye al deterioro ambiental,
aunado a un desordenado desarrollo y crecimiento de la población
mundial.
En nuestro país vemos cómo día a día
se hace más apremiante garantizar para las próximas
décadas el abastecimiento de agua potable en las ciudades
de Panamá, Colón y poblaciones adyacentes, además
asegurar suficientes recursos hídricos para hacer frente
a nuestro reto histórico de mantener operativo el Canal
de Panamá.
Igual que en Panamá, la escasez en cantidad y la disminución
de la calidad del agua es un grave problema, tanto que alrededor
del 20% de los habitantes de la Tierra no tienen acceso al servicio
de agua potable, mientras que el 50% carece de saneamientos adecuados.
Este problema no es ajeno a muchos panameños, puesto que
uno de los grandes retos es lograr que el agua potable llegue
a muchas comunidades rurales donde el vital líquido escasea,
contribuyendo a la proliferación de diversos tipos de
enfermedades.
Un estudio realizado en las comunidades que habitan la Cuenca
Hidrográfica del Canal, reveló que los niveles
de deforestación en los últimos años habían
disminuido, lo cual debe complacernos a todos por igual. Sin
embargo, la otra cara de la moneda nos demuestra que la calidad
del agua ha desmejorado, señal de alarma que debe preocuparnos
a todos, porque si continúa esta tendencia, dentro de
pocos años el agua potable pasará a ser un producto
de lujo y menos asequible para los panameños.
Igualmente, de continuar el ritmo de deforestación
en nuestro país, se calcula que en los próximos
10 años la cubierta boscosa de Panamá sólo
abarcará un poco menos del 30 por ciento de su geografía
nacional, comparado con un 70 por ciento de los bosques que cubrieron
nuestra geografía a finales de la década de los
años 50. Con seguridad, la pérdida de nuestros
bosques y demás recursos naturales, agudizará aún
más el problema de la erosión y la pérdida
de la capa vegetativa y productiva de los suelos, condenando
a las presentes y futuras generaciones al desmejoramiento de
su calidad de vida.
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