EDITORIAL
Hay que detenerlo, ya
La venta clandestina de las medicinas de la Caja de Seguro Social, ha sido una de las mayores preocupaciones de las autoridades de nuestra principal institución de salud, pero han sido infructuosas las pesquisas para dar con los culpables de esta anomalía. La venta fraudulenta de las medicinas que expiden las farmacias del Seguro Social, es un delito que debe ser castigado con la mayor severidad porque se impide que llegue a manos de los asegurados una serie de medicamentos que con buena fe recetan los facultativos. Hay denuncias de que un solo usuario saca seis y siete medicamentos al día, sin que las autoridades puedan ejercer un control adecuado para frenar este abuso, que mengua la existencia de medicinas de la Caja de Seguro Social. Las autoridades también han sido flexibles en las sanciones cuando se ha descubierto que hay farmacias que venden productos del Seguro Social, y una tibia amonestación es todo lo que procede como castigo contra estos infractores. En despachos públicos y privados se ve la misma operación, pero las autoridades no proceden con rigor contra los médicos que recetan varios medicamentos, incluso hasta de policlínicas que están en las afueras de la ciudad. Debiera haber un mecanismo para que haya más control en la expedición de recetas ya que con la técnica de informática se facilita la forma de remitir recetas para consumo de los asegurados. La Caja de Seguro Social no es una institución de caridad, ya los asegurados se les descuenta de manera directa y por adelantado. No es una institución del Gobierno, como se quiere hacer creer y es por eso que se dan los abusos contra el patrimonio de la entidad. Por eso, los asegurados deben abrir un frente de defensa que asegure la reserva del Seguro Social porque lo que están haciendo es sustrayendo los medicamentos que necesitan todos los beneficiarios. Advertimos del hurto y la impunidad de esta acción que ya se torna insostenible. Ninguna institución aguanta este saqueo, mal disimulado de personas inescrupulosas. Hay que detenerla, ya. El Seguro Social, que nació en una administración arnulfista debe honrar a su fundador haciendo que esta sea una entidad modelo, libre de depredadores que no tienen conciencia de que esta institución fue concebida para los pobres.
PUNTO CRITICO |
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