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 Domingo 4 de junio de 2000


¿Héctor Gallego dónde estás?

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Maritza Reyes
Crítica en Línea

Hace casi 10 meses la comunidad fue alertada sobre la existencia de restos humanos en el antiguo cuartel de Los Pumas, en Tocumen, que según un testigo clave, correspondían a los del sacerdote colombiano Héctor Gallego.

Los restos de un hombre que se creía era Gallego fueron exhumados el 22 de septiembre La esperanza se esfumó cuando la prueba de ADN efectuada por los laboratorios Fire Fax de Virginia, no fue compatible con la del cura. El ánimo volvió a resurgir, pero momentáneamente, porque otro testigo que diseñó un mapa indicando la ubicación de nuevas fosas clandestinas en el mismo lugar, se ha resistido a cooperar.

El sacerdote Conrado Sanjur dijo que el arzobispo José Dimas Cedeño, no ha vuelto a tener contacto con el primer testigo, mientras que con el segundo ha sido infructuoso.

Sanjur, quien preside la Coordinadora Popular de los Derechos Humanos de Panamá (COOPODEHUPA), manifestó que la Iglesia está agotando todo intento por convencer al Ministerio Público para que reanude las excavaciones en Tocumen, pero existe mucha "pasividad, indiferencia e inactividad" por parte de esa instancia, que aunque dice que está dispuesta, la práctica demuestra lo contrario.

El padre Sanjur cuestionó que uno de los cuatro nombres de los nuevos corregimientos de San Miguelito, sea precisamente el de Omar Torrijos "un nombre que qué puede inspirar" cuando se sabe que el crimen de Gallegos, se cometió durante su régimen.

Héctor Gallego desapareció el 9 de junio de 1971. Dentro de seis días se cumplen 29 años, de su arresto en Santa Fe de Veraguas, por tres agentes de la Guardia Nacional, quienes se lo llevaron por siempre.

La desaparición no ha desesperanzado a las hermanas de Gallego, Nubia y Edilma, en encontrar sus restos. La segunda, después de culminadas las investigaciones en Panamá, decidió convivir con los campesinos veragüenses tierra adentro, donde trabaja actualmente en una de las cooperativas que fundó su hermano.

Lo anterior lo corroboró Nubia vía telefónica desde Colombia, quien en todo momento se negó a dar información sobre el paradero exacto de su hermana "lo único que sé es que está en Panamá, en Veraguas, no me preguntes dónde... Con ella converso cuando se digna en llamarme; ella sabrá lo que hace", dijo con voz queda.

Nubia, un tanto parca, recordó que su hermana, le comentó que salió confundida de la entrevista que sostuvo en septiembre de 1999 con los ex militares Nivaldo Madriñán y Melbourne Walker, dos de los tres condenados a 15 años por la desaparición del sacerdote.

"Tanto ella como yo, no sabemos si fueron los autores materiales del crimen de nuestro hermano, pero estamos seguras que son culpables al no querer decir la verdad... La condena de 15 años no es satisfactoria a la familia Gallego. Si ellos no ejecutaron la acción, por qué insisten en mantener la boca callada; ¿a quiénes encubren?" sentenció.

"Nos hemos resignado a la pérdida de nuestro hermano, pero no a conocer la verdad... Necesitamos saber dónde están sus restos".

Crítica trató de entrevistarse con Madriñán y Walker, en la cárcel El Renacer, pero ambos, según una nota del jefe de ese penal, Marcos González, alegaron que no deseaban rendir declaraciones.

En tanto, el cura jesuita Fernando Guardia, quien recibió mucho antes de la declaración del primer testigo, una carta de Melbourne Walker, donde éste relata que en una ocasión el general Manuel Antonio Noriega le manifestó que "el Estado Mayor había decidido capturar y deportar a Gallego por comunista y haberse metido con la familia Torrijos", dijo que esta declaración es suficiente para enjuiciar a todo el Estado Mayor de la Guardia Nacional.

Con su accionar Héctor despertó la conciencia del campesinado y le devolvió su dignidad, sostiene Guardia. El sabía perfectamente que se estaba metiendo en terreno de gente poderosa y tenía conciencia de ello; de allí la frase: "si desaparezco no me busquen, continúen con el trabajo," añadió.

El rector de la USMA, Stanley Muschett, quien conoció a Gallego en 1968, cuando era seminarista en los estudios de teología, describió al sacerdote como una persona sencilla, celosa de su ministerio y de mente muy amplia por lo que sería injusto señalarlo de comunista o guerrillero.

"Yo creo que el padre Héctor jamás tomaría las armas, porque lo que hizo para defender a los campesinos, lo hizo con la mejor arma: "la palabra de Dios". Cualquiera otra cosa es especular y poner sobre el padre Héctor categorías propias de los años 60, cuando fueron muchos los movimientos de guerrilla en contra del sistema", concluyó.

LA LUCHA DE COFADEPA

Desde el instante en que Panamá firmó y ratificó la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, el 28 de febrero de 1996 y al incorporarla a su cuerpo de leyes, está obligada o atada a las demandas y obligaciones que la convención establece, subrayó el Dr. Morris Tidball Binz, director de la Oficina para América Latina de Reforma Penal Internacional.

Morris un especialista en medicatura forense y antropología, subrayó durante una exposición organizada por el Comité de Familiares de Desaparecidos de Panamá ( COFADEPA), que la desaparición forzada de personas carcome el tejido de un país y alimenta la repetición de tales violaciones, por lo que la impunidad sobre cientos de casos debidamente denunciados y documentados, deben ser objetos de investigación inmediata por las autoridades judiciales, de lo contrario se convierten éstos en cómplices del delito.

Agregó que el Estado está obligado a investigar donde haya sospecha fundada del cuerpo de un delito; si no es así, se incumple con la función pública, que podría ser objeto de denuncia.

En este punto advirtió que en Panamá hay casos que están "maduros" y perfectamente preparados para ser presentados ante la Comisión Internacional de Derechos Humanos, y cabría fácilmente una demanda contra el gobierno panameño.

Esto lo hizo saber ante la lucha de COFADEPA de lograr que el procurador José Antonio Sossa, reanude las excavaciones en el antiguo cuartel de Los Pumas, donde se encontraron dos osamentas aún no identificadas.

En tanto que Edwin Wald, presidente del Comité, señaló durante la conferencia, que reunió a familiares de varios desaparecidos, que el Comité solicitará al Gobierno realizar la prueba de ADN a los familiares de más de 150 personas asesinadas durante la dictadura militar, para crear un banco de datos que serviría para identificar a los desaparecidos en el momento que se den los hallazgos cadavéricos.

Wald criticó que la Fiscalía Especial creada para investigar las denuncias de personas desaparecidas en manos de la dictadura se haya estancado en los casos de Hugo Spadafora, Jorge Camacho y Héctor Gallego, cuando hay tanta gente desesperada por saber dónde están los restos de sus familiares.

COFADEPA acusó a Sossa de incubrir los crímenes de la dictadura, al negarse autorizar las excavaciones utilizando como excusa la falta de recursos y la estación lluviosa que dificultaría realizar los trabajos de inspección y reconocimiento.

De acuerdo al comité, el Procurador les manifestó en una ocasión que la instancia que dirige "no puede andar haciendo hoyos por todo el país para buscar desaparecidos".

COFADEPA advirtió que tan pronto cuente con una retroexcavadora, una cuadrilla de paleros y la asistencia de un antropólogo, que podría ser argentino, iniciará sin el visto bueno de la Procuraduría las excavaciones en Tocumen y otras áreas donde se sospecha hay fosas clandestinas.

Este mismo comité se mantendrá en vigilia el 7 de junio en los predios de la Procuraduría, como medida de protesta al no lograr la aprobación de esta instancia, para reiniciar las labores de excavación en Tocumen.

Mientras que los campesinos veragüenses lo harán en Santa Fe el 9 de junio en recordación a la desaparición del padre Gallego, adelantó el padre Sanjur, quien reiteró que las investigaciones se tienen que agotar para saber la verdad, "no podemos tener en el vacío un espacio negro, donde no se sabe nada, hay que saber la verdad de los desaparecido para que tengamos conciencia histórica".

VERSIONES EN TORNO A LOS RESTOS DE GALLEGO

En las sumarias del caso aparecen diversas diversiones sobre el destino de los restos del sacerdote nacido en Medellín.

  1. Una versión que señala que hay indicios de que enterraron al sacerdote en la finca de Saúl Ruiz, cerca de la salida de San Francisco en la dirección de Santa Fe, allí donde hay muchos árboles. Nunca se supo si en la hacienda Ruiz se han realizado excavaciones para confirmar esta versión.
  2. El abogado Alex González Franco declaró a la Fiscalía Superior Especial que existía la posibilidad de que Gallego estuviera sepultado en los predios del aeropuerto Enrique Malek, en David, Chiriquí. El 31 de agosto de 1992 se realizó una diligencia en el lugar encontrándose únicamente unas losas.
  3. Surge de esta versión las declaraciones de Edilberto de la Cruz Vásquez, quien subrayó que entre 1968 y 1972 la Guardia Nacional se tomó el Enrique Malek, impidiéndole el paso a los ciudadanos. Mencionó la existencia de unas supuestas fosas al final de la pista de aterrizaje, y de quejidos que provenían del lugar.
  4. El piloto David Cedeño Wong dijo haber escuchado una entrevista en la Voz de América, donde los ex oficiales de la Fuerza Aérea Panameña (FAP), Augusto Villalaz y Ramón Anel Adames, aseguraban que el religioso colombiano fue lanzado desde un helicóptero donde viaja el entonces coronel Manuel Antonio Noriega.
  5. El periodista estadounidense Seymour Hersh, en mayo de 1988 publicó en The New York Times y en marzo de 1990 en la revista Life, escritos en los que aseguró que al cura Gallego se le lanzó vivo al mar desde un helicóptero. Un oficial que participó en el operativo confió esta información a la inteligencia norteamericana.
  6. Además se cuenta con un relato donde se manifiesta que Gallego fue arrojado muerto al río San Pablo. Un militar lo golpeó con un tolete y al ver que éste ya no reaccionaba le amarraron una piedra a su cuello con un alambre y lo tiraron al río.
  7. Otra versión aportada por el investigador Irving Bennett, sugiere que el cadáver de Gallego fue enterrado en los predios de la Escuela de Divisa.
  8. Alexis Watson Castillo aseguró que el cadáver fue enterrado en la carretera de Cañazas.
  9. Otra versión es la del encausado Melbourne Walker, quien alega que miembros de la compañía "Macho de Monte" fueron responsables de la captura de Héctor Gallego. Estos lo llevaron a la base de Río Hato, luego a una casa en Bella Vista, cerca de la escuela María Inmaculada, y posteriormente lo trasladaron al cuartel de Tocumen.

LA ULTIMA ENTREVISTA DE GALLEGO

Cinco días antes de la desaparición del sacerdote Héctor Gallego, el padre Julián Lecuona lo entrevistó en Radio Hogar. El cura colombiano adelantó los planes que tenía para extender el movimiento de organización de los campesinos a todo el país, y reveló que había mantenido contactos con estudiantes universitarios.

La entrevista se efectuó el 4 de junio de 1971. Quizás la capacidad organizativa de Gallego puso nervioso a los encargados de la seguridad del Estado. El 9 de junio desapareció para siempre.

En la entrevista Gallego afirmó que estaba tratando de unir su movimiento cooperativista campesino con otros movimientos en Veraguas y de todo el país, entre los que mencionó a estudiantes de la Universidad de Panamá y a sectores obreros.

Gallego se manifestaba orgulloso que el logro más importante de su labor en las montañas de Santa Fe fue romper con la dominación de los terratenientes sobre los campesinos.

Al ser preguntado por el padre Lecuona, ¿Cómo te imaginas a Santa Fe de Veraguas cuando termine el proyecto cooperativo?, Gallego respondió: "los objetivos de crear una sociedad nueva, una comunidad nueva, quedarían debilitados si es solamente un intento de un movimiento, si queda reducido a un distrito".

Detalló que las metas del proyecto, eran ambiciosas: "los campesinos podrían recuperar algunas tierras, recuperar el control del comercio, podrían aumentar la producción, pero tal vez el sentido de movimiento, de conciencia, de sentido de valores humanos, pero reconocía que sería difícil sostenerlo, lograr cambiar de una política capitalista individual a un sistema integral comunitario, en donde todos fueran parte del progreso".

"Un movimiento aislado no puede ir a ningún lado, cuando hablamos de cambios nos referimos a todo sistema, abarca al mundo de hoy, no solamente a Panamá, es un movimiento que esta enfrentándose hacia algo imposible, hacia algo demasiado grande para un movimiento local, sostenía Héctor.

Lecuona preguntó, ¿Héctor aunque yo considero que usted es más panameño que nadie, sin embargo, es de ascendencia colombiana, ha tenido usted algún problema especial con la comunidad?

Gallego respondió: Realmente por ser colombiano no he tenido ninguna dificultad, la comunidad me ha respetado, pero algunos elementos de la comunidad están molestos, porque el movimiento ha ido en contra de sus intereses. Dijo que al principio del proyecto los patrones trataron de desmoralizar a los campesinos y decían que se trataba de un movimiento comunista o de otra religión.

"La autoridad, el mismo gobierno comenzó a presionar para que las cooperativas fueran una institución del gobierno para explotarlas políticamente, y presionaron, pero esto no detuvo el movimiento", resaltó.

Agregó que producto de ello se dieron varias hechos de violencia, una de ellas, el 23 de mayo cuando le quemaron el rancho donde vivía. En 1970, en ocasión de la fiesta de San Pedro, un grupo de detractores rompió la casa en donde estaba la imagen del Santo, "como una acción de protesta y rabia contra el movimiento, uno de los señores que gozada más de la política allí, le dio de garrotazos a monseñor Vázquez".

Nunca mostró temor; durante la entrevista fue directo y certero, cuando decía que cuando "hay rechazo al cambio desde el punto de vista religioso y social, entonces pasa lo que ocurre en todas partes, no sólo aquí en América Latina sino en todas partes, que cuando sale una idea nueva es comunismo, cuando hay un cambio en la iglesia entonces son cuadrados o son protestantes o no sé que cosa", dijo el sacerdote.

 

 

 

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