La construcción de barriadas y grandes edificios están creciendo de manera agigantada en el área metropolitana, sin embargo, los sistemas de alcantarillados, dotación de agua potable y la apertura de nuevas carreteras no avanzan al mismo ritmo o se mantienen estáticas.
Panamá se está convirtiendo en un lugar de retiro para jubilados estadounidenses y europeos. En el país circula el dólar, el costo de vida es bajo para extranjeros con algún grado de ingreso y no es un país inseguro, como otras naciones vecinas.
Ya se contempla la construcción de rascacielos y grandes barriadas, pero poco se habla de nueva infraestructuras. Cada gobierno apenas construye una nueva carretera. Pérez Balladares promovió los Corredores Norte y Sur; Mireya Moscoso la autopista y el puente Centenario y falta esperar cuáles serán los proyectos de Martín Torrijos.
El problema es que en la ciudad capital, sobre todo en las áreas exclusivas, no hay mayor espacio para ampliar las vías, salvo robarle terreno al mar.
Mientras los políticos se distraen en discusiones tontas y se propinan bofetadas, hay grandes temas que no se abordan o se van posponiendo para luego buscar soluciones urgentes frente al colapso que se avecina.
Así sucedió con la crisis de la Caja de Seguro Social y otros problemas nacionales que se van ignorando por todos los gobiernos esperando que la crisis estalle.
El gobierno a través de sus Ministerios de Obras Públicas y Vivienda, el Instituto de Acueducto y Alcantarillados, así como con sus alcaldías debería abordar el problema de la infraestructura del área metropolitano, para no estar luego improvisando soluciones.
Debe haber planificación y visión de futuro. ¿Dónde estás los técnicos que no advierten sobre esos problemas?