Marcelino Rodríguez fue condenado a 18 meses de prisión por el sistema judicial panameño, sumando su nombre a la última etapa que tenemos que vencer en este país para tener una democracia plena.
Este mensaje internacional de la condena a un periodista desvirtúa los esfuerzos sucesivos por crear instituciones fuertes, que sostengan a la democracia panameña.
Los Marcelino Rodríguez de esta etapa, que esperamos que sea la final, han reemplazado a los que en otra época fueron dirigentes obreros, campesinos y estudiantes, que por luchar por un sistema justo y denunciar las verdades de aquellos tiempos, pagaron, desde el arresto hasta la muerte, por sus posiciones en la lucha por la verdad.
La celeridad con que se dan los procesos y sentencias hacia los periodistas, dista mucho de lo que ocurre con los delincuentes y la clase política panameña, quienes no sufren la rigurosidad que hoy se aplica a los hombres de la pluma.
Es increíble que sicarios y hombres que jugaron con el patrimonio de todos los panameños anden libres, mientras el tratamiento hacia el comunicador social es inmisericorde y sin piedad a la hora que son llevados a los tribunales.
La clase política que hace uso de la prensa pareciera ser intolerante a la hora que se les menciona en los periódicos de una manera que pueda afectarlos y esto es peligroso porque atemoriza a los que tienen que divulgar los hechos, están creando otro tipo de comunicación.
Marcelino Rodríguez estampa su nombre en la última etapa de oscurantismo nacional. |