El Parlamento decidió ayer procesar al presidente indonesio, Abdurrahman Wahid, lo que abre a la vicepresidenta Megawati Sukarnoputri las puertas de la Jefatura de una nación dividida y en precaria situación económica.
Wahid, víctima de los mismos partidos que hace 19 meses lo eligieron y convirtieron en primer presidente de la era democrática de Indonesia, ha perdido el apoyo del Parlamento, que por mayoría recomendó convocar una sesión especial de la Asamblea Consultiva del Pueblo (Cámara Alta) con el fin de destituirlo.
Al termino de la maratoniana sesión, 365 diputados de los 500 que integran el Parlamento votaron a favor de seguir adelante con el proceso de destitución, mientras que cuatro se opusieron, 39 optaron por la abstención y 92 se ausentaron de la sala. El grueso de las abstenciones llegaron del estamento militar, al que el legado del antiguo régimen del general Suharto, que se vio obligado a abandonar el poder en 1998, reserva 38 escaños.
Irritados y enarbolando a gritos la inconstitucionalidad de los procedimientos, los legisladores del Partido del Despertar Nacional, la formación liderada por Wahid, abandonaron la sala antes de la votación.
En la decisión de los grupos pesaron menos los dos casos de corrupción en los que implican a Wahid, y que sirvieron de excusa a los legisladores para emprender la campaña de desprestigio, que el descontento por la gestión de Gobierno realizada durante su mandato.
La llave maestra para colocar a Wahid a un paso de la destitución la giró el Partido Demócrata de Indonesia para la Lucha (PDI-L), liderado por la vicepresidenta Megawati Sukarnopurti, quien rechazó las ofertas del presidente de compartir el poder como solución a la crisis.
Los legisladores han mostrado su intención de acelerar la sesión especial por considerar que es urgente restablecer la estabilidad política del país. |