Para romper con el ayuno que mantiene tu metabolismo bajo. Al desayunar, rompes el ayuno y despiertas tu metabolismo.
Para comer menos durante el día. Diversos estudios científicos demuestran que las personas que desayunan comen aproximadamente 100 calorías menos durante el día. Cuando te saltas el desayuno, llegas al almuerzo con mucha hambre y terminas comiendo más calorías de lo necesario.
Para estar más alerta y producir mejor en la escuela y en el trabajo. Los estudiantes que desayunan sacan mejores notas en sus exámenes. Al desayunar mejora tu memoria y retienes mejor la información que se dicta en clases.
Para comer alimentos y nutrientes de los cuales probablemente no comerás suficiente durante el resto del día. ¿En qué otro momento del día vas a comer un omelet, pancakes, cereales fortificados integral con leche, jugo de frutas frescas, avena o huevos revueltos?
Para mantenerte de buen humor. Las personas que no desayunan tienden a estar de mal humor y son muy irritables. En particular los niños, cuando no desayunan, tienden a ser más hiperactivos, desobedientes y desafiantes.
Para controlar tu colesterol sanguíneo. Las personas que se saltan el desayuno tienden hacia un colesterol total y colesterol malo (LDL) más elevado, elevando así su riesgo de desarrollar problemas cardiacos.
Para reducir tu riesgo de desarrollar diabetes. Estudios recientes demuestran que la sensibilidad a la insulina (la hormona encargada de regular tu azúcar sanguíneo) se reduce cuando no desayunas.
Para reducir los cólicos e irregularidades menstruales. Un estudio en adolescentes japonesas demostró que cuando las jovencitas no comen desayuno, presentan mayor frecuencia de cólicos y otros problemas menstruales.
Para combatir el estreñimiento. En diversos estudios se ha demostrado que las mujeres que no desayunan sufren mayormente de estreñimiento; mientras que las mujeres que desayunan regularmente, sufren menos de estreñimiento.
Para evitar y combatir las caries dentales. Los niños que no desayunan tienen más caries dentales que los niños que desayunan. Esto probablemente se deba a que al no desayunar, estos niños comen más dulces y sodas durante el resto del día en un esfuerzo por conseguir las energías que debieron recibir en el desayuno.