OPINION

REFLEXIONES
Seguridad aérea

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Para los moradores de las urbanizaciones aledañas al Aeropuerto de Tocumen, el vuelo rasante de los jets de pasajeros y carga son una advertencia constante sobre la perfección como deben funcionar estos ingenios de la tecnología, en especial para cuando un avión toma vuelo encima de las casas.

Por años, venimos alertando a las autoridades de la Dirección de Aeronáutica Civil (DAC), de la urgente tarea de cazar las aves de rapiña que circulan sobre la pista de la terminal aérea más importante de Panamá. La irresponsabilidad de miles de ciudadanos en tirar la basura en las cercanías del aeropuerto, hace que los buitres carroñeros se interpongan en los corredores de acceso hacia las instalaciones sensitivas, dejando en vilo a pasajeros y a los moradores, puesto que se corre el riesgo de un accidente aéreo de proporciones devastadoras.

No podemos negar que en la presente gestión de la DAC, el Aeropuerto de Tocumen ha mejorado esta situación del acceso aéreo a la terminal. Es notable considerar que se colocó un radar nuevo, de que en la noche hay buena visibilidad en las luces de las pistas, o que el faro guía funcione con gran potencia. Empero, la existencia de grandes terrenos baldíos frente al aeropuerto, convierte a éstos en basureros pequeños que son frecuentemente utilizados por algunos malos panameños para botar desperdicios.

Cerca del Aeropuerto de Tocumen hay varias urbanizaciones: Don Bosco, Las Acacias, Mañanitas, 24 de Diciembre, Tocumen, además de otro conjunto de barriadas que se extienden en la periferia norte de la terminal. Muchos aviones de pasajeros cruzan sobre estas últimas áreas, y por esos lares existen sitios con abundantes basureros.

Sería bueno que las autoridades encargadas del aseo en Panamá se dieran una vuelta por Tocumen y empezaran a recoger la basura. Es más, lo recomendable es crear una política de concienciación a los moradores de estos lugares, para que se evite la proliferación de basureros, con el fin de alejar toda posibilidad de que ocurra un accidente aéreo.

Las aves de rapiña, como el caso de los buitres (o comúnmente llamados "gallinazos") son pájaros enormes de hasta dos y medio metros, cuando extienden sus alas en el vuelo. Si una de estas aves entra en la turbina del avión, puede destruir los mecanismos del reactor y causar el desastre. De igual manera, los buitres pueden estrellarse contra la cabina de mando y matar a los pilotos.

Quizás es hora de copiar ideas de otros países para acabar con la plaga de buitres que merodean los aeropuertos. En Estados Unidos, varias terminales tienen halcones que persiguen a las gaviotas y a los buitres, alejándolos de las pistas, mientras que en otros sitios, un grupo de francotiradores se encarga de eliminar a las aves indeseables. Aunque los ecologistas dicen que es algo perjudicial para la naturaleza, la eliminación de las aves del perímetro de los aeropuertos es primordial para evitar una tragedia aérea de enormes proporciones.

 

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