Haga una encuesta y pregunte a un empresario o a un grupo de ellos lo siguiente: ¿cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta su negocio en forma cotidiana y que afectan directamente su crecimiento y prosperidad?
Tal vez la respuesta sean comunes como falta de liquidez, dificultad para competir, mala comunicación, baja productividad por exceso de trabajo
funciones, etcétera. Casi nadie menciona -quizás por ego o algo extraño- que su principal problema es la conjugación del verbo gerenciar o sea, nula la práctica administrativa seria y razonable.
Dificultades siempre existirán en un negocio, pero cuando estos problemas comunes adquieren una magnitud e importancia que pueden costarle la vida a su negocio es cuando el empresario debe tomar medidas y decisiones prontas para la solución de los mismos. Pero, ¿cómo saber qué tipo de ayuda requiere su negocio y cuándo?
Si usted tiene a Dios presente en su negocio, sabe que todos sus movimientos debe ponerlos en oración y luego actuar de forma justa y de acuerdo a los estudios que usted mismo ha hecho para mejorar.
Destruir la gallina de los huevos de oro con decisiones equivocadas es lo mismo que decir que se conduce un bus que tiene un letrero pegado que dice: "FRACASO".
Si es usted uno de los muchos que está pasando por aprietos, permítanos aconsejarle lo siguiente:
- ¡ Conozca su negocio !
- Involúcrese y dele importancia a los conocimientos financieros, contables y legales.
- Tenga una estrategia clara, un plan de trabajo y metas a las cuales darles seguimiento continuo.
- Emprenda un plan de crecimiento adecuado y no demasiado ambicioso.
- Escuche consejos, sea flexible al cambio. No haga nada fuera de orden, es decir locuras.
- Planifique, no Viva, Crítica en Línea solamente el día a día, el planificar le permitirá ver y prepararse para el corto, mediano y largo plazo.
- Tenga siempre un plan de contingencia, prevea lo que va a hacer en el caso de que algo vaya mal y se produzca un tsunami.
Nunca es tarde para cambiar.