Por las venas del niño Sergio Muñoz Fernández, oriundo de calle 28, El Chorrillo, corre sangre de guerreros, de aquéllos que no se rajan ante la adversidad. Su sueño es llegar a ser como los grandes, como uno de sus familiares, el legendario Roberto "Mano de Piedra" Durán.
Este pequeño, con apenas 9 años de edad, lo entrega todo en el Gimnasio Jesús "Máster" Gómez, en Barraza (El Chorrillo), donde sus pasos, en el difícil mundo del boxeo, son vigilados por el entrenador Abdiel Núñez, quien mientras transcurre esta entrevista, observa sigilosamente los movimientos de su pupilo.
HABLA EL ENTRENADOR
"Con muchachos muy jovencitos hay que tener mucho cuidado, no se les puede entrenar igual que a un adulto ni ponerlos a hacer los mismos ejercicios. Cuando los chicos están como Sergio, hay que enseñarle lo básico", manifestó el instructor.
Indicó que "lo primero que le inculca es la disciplina, luego se le enseña a boxear, a pararse bien en el ring".
Núñez dijo que siempre le recuerda a Muñoz que "no pelee en la calle". "Yo le digo que esto es para defensa personal, que no agreda a otros niños, ya que él lleva ventaja y puede hacerles daño".
LO QUE DICE LA ABUELA
Gladys Samaniego, abuela de este "pequeño guerrero", manifestó que su nieto quiere seguir los pasos de sus parientes. De su círculo familiar han salido dos campeones mundiales. Además de "El Cholo" Durán, está Santiago "El Herrero" Samaniego.
"Yo siempre lo traigo al gimnasio para que aprenda a boxear, pero siempre le recuerdo que primero son los estudios. Le digo que no pelee en el barrio, sino que aprenda a hacer amigos", comentó doña Gladys.
Sergio cursa el cuarto grado en el Centro Básico Manuel Amador Guerrero. Hasta el momento, ha disputado ocho peleas, de tres asaltos, de las cuales ha perdido dos.
Su abuela lo describe como un niño inquieto, amante de la playa y también del fútbol. Ensaladas de frutas, lechugas y carnés forman parte de su dieta.
SUS IDOLOS
Por su parte, Sergio, un tanto apenado, se confesó fanático del Real Madrid, admirador de la magia de Robinho, pero con cierta risita de travesura, nos afirmó que nada lo anima más que ser en el futuro lo que Durán fue en el pasado: un campeón que le dé lustre a la palabra Panamá.