Benedicto XVI dijo que el largo periodo comunista vivido en Hungría ha marcado duramente a su población y ello se ve en la cultura de la "sospecha" todavía existente, en la dificultad que tienen los húngaros para fiarse los unos de los otros. El Pontífice hizo estas manifestaciones en el discurso que dirigió a los obispos húngaros presentes en el Vaticano para la tradicional visita "ad limina", la que están obligados a realizar a la Santa Sede todos los prelados del mundo cada cinco años.
"Por desgracia el largo periodo comunista ha marcado duramente a la población húngara y se notan las consecuencias, que se ven en la dificultad que tienen para fiarse unos de otros, típica de quien ha vivido durante un largo tiempo en un clima de sospechas", denunció el Papa.