Fue su admiración por la gente que cantaba décimas lo que provocó que la talentosa Ishly Sánchez se motivara a cantar desde que tenía 9 años, llegando a alternar con profesionales de este género.
Esto no hubiera sido posible si Ishly no hubiese tenido el apoyo de su padre, que aunque no canta nada, regularmente la llevaba a las cantaderas. "A mí me gustaba y él traía los CD. Siempre me ha gustado cómo canta Miguelito Rivera". Ella también siente admiración hacia otros trovadores como Yayita Murillo y Aníbal Delgado.
"Yo me ponía a cantar en mi casa y tuve un día la oportunidad de graduarme en una escuelita de décimas. Mi papá empezó a llevarme a las cantaderas y los dueños de las fiestas me dejaban que yo cantara y los artistas que estaban en las tarimas me apoyaban".
Es así como esta inquieta niña ha logrado compartir escenario con Miguelito Rivera, Lili Samaniego, Dayra Moreno, Aníbal Delgado, Tano Mojica, Zacarías Marín, "y si le sigo diciendo, nunca voy a terminar", comenta la niña.
Ishly está en el proceso de memorizar las improvisaciones, pero por el momento lo que canta son versos aprendidos de diferentes poetas como: Cholo Bernal, Juan Díaz, Perfecto Espinoza y Jesús Crespo, entre otros.
Ha tenido la oportunidad de ganar en algunos concursos a nivel regional y nacional, en donde ha alcanzado importantes posiciones.
A su corta edad ya Ishly ha tenido la oportunidad de cobrar por su talento; "mi papá también en sus fiestas me paga por cantar".
"Eso me gusta y sé que voy a llegar a ser reconocida regional y nacionalmente", dice Ishly Sánchez, quien cursa el segundo año en la Escuela José María Barranco de La Chorrera, en donde tiene muchos admiradores.
Aparte de su amor por la décima, ella sueña con llegar a ser una profesional de la veterinaria, siendo apoyada en todo por sus padres.
Tiene el honor de haber contado con el apoyo de Prudencio Ramos, quien le compuso una décima en la que la exhorta a estudiar, "y como ese día yo cargaba unas cutarras, me cantó que me quedaban bonitas y que no me cortara mi cabello largo, y que quiera a mis hermanos".
Como una curiosa anécdota, Ishly recuerda que una vez estaba cantando y se le olvidó un pedazo del pie, y hábilmente metió otra cosa de otro verso y quedó bien; creo que mi mamá fue la única que se dio cuenta, "cayó y rimó y todo".