Frank Rijkaard, que dirigirá hoy ante el Mallorca su último partido como entrenador del Barca en el Camp Nou, se despidió sin rencor. A pesar de que el presidente Joan Laporta lo señaló como único responsable de la situación deportiva.
El holandés no quiso entrar en polémicas y dijo que había sido "un gran honor" para él haber dirigido al equipo durante cinco temporadas.
Quitando importancia a lo ocurrido, Rijkaard dijo que se va del Barca por "los mecanismos del fútbol", por la lógica aplastante de este deporte.
En todo momento, el holandés asumió su responsabilidad en el éxito y en el fracaso y admitió que se sentía "algo nervioso" ante su despedida del Camp Nou.
"Nunca me ha gustado demasiado centrar la atención", insistió Rijkaard, que vestía un polo de color azul con un corazón en el pecho y la leyenda "Amor", toda una declaración de intenciones para lo que expresó después ante los periodistas.
Asegura que no le dolió la forma de su despedida, a pesar de que la prensa publicó -antes que él lo supiera- su adiós del club y la llegada de Josep Guardiola.