Después de 58 años, la Armada estadounidense reactivará la Cuarta Flota, encargada de patrullar los mares latinoamericanos.
La flota había sido desactivada luego del final de la Segunda Guerra Mundial, pero a partir del 1 de julio, las fuerzas navales estadounidenses tendrán un comando de alto nivel específicamente dedicado a supervisar las tareas de sus unidades en América Latina y el Caribe.
Analistas aseguran que la medida tiene un significado simbólico, que busca responder a la aparición de regímenes antiestadounidenses en la región.
La flota estará basado en la ciudad de Mayport, en el estado de Florida, y responderá a su vez al Comando Sur de Estados Unidos, ubicado en la ciudad de Miami, y que dirige a todas las fuerzas militares de ese país en América Latina.
Alejandro Sánchez, analista asociado al Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, organismo de investigación estadounidense, interpreta la reactivación de la Cuarta Flota como una decisión política más que militar.
En América Latina operan en el momento cerca de 4 buques de guerra estadounidenses en misiones antinarcóticos, así como la fuerza de tarea del portaviones George Washington haciendo tránsito por la región, y el U.S.S. Boxer, empleado actualmente en una misión humanitaria en Guatemala, lo que completaría un total de aproximadamente ocho o nueve navíos.
Se tiene previsto que esta flota tenga bajo su "responsabilidad" a más de 30 países, cubriendo 15, 6 millones de millas cuadradas, enfocándose en las aguas adyacentes a Centro y Sudamérica, el Mar Caribe, sus 12 islas y territorios europeos de ultramar, el Golfo de México y una porción del Océano Atlántico.