Vestido de piloto, por sus propias piernas y agarrado de la mano de sus padres, salió ayer, viernes, del Hospital Santo Tomás, Cristian Vega, quien milagrosamente salvó su vida el pasado miércoles cuando a la avioneta que piloteaba se le apagó el motor.
"Seguiré volando; de eso no hay la mejor duda, y ésta ha sido una gran experiencia, la cual me ayudará en el futuro", dijo Vega.
"En ese momento pensé en mi familia, mis amigos y compañeros. Me decía: No puedo morirme todavía; tengo que salir de esto", resaltó con una sonrisa.
Insistió en que en dos ocasiones sintió desfallecer, incluso le dio un calambre en una de pierna, pero su fe en Cristo lo hizo salir adelante. "Esto se lo debo a Dios y le agradezco la nueva oportunidad que me ha dado de vivir. Él fue el que me dio fortaleza para superar este difícil momento, ya que dependí totalmente de Él", dijo el joven capitán de 19 años.