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Se abre el telón, un escenario sencillo al estilo ajedrez, unos micrófonos colgantes que recogían las voces de cada actor que aparecía en escena.  |
Poco a poco las personas entraban, se ubicaban en sus puestos, pero se cambiaban para otro, y así encontrar el mejor ángulo para poder apreciar la obra. Muchos no querían estar en las primeras filas, pues últimamente en las obras teatrales, los actores interactúan con el público, y todavía existen algunos que la pena y el temor por subir a un escenario lo invaden.
Se abre el telón, un escenario sencillo al estilo ajedrez, unos micrófonos colgantes que recogían las voces de cada actor que aparecía en escena. "Castillos en el aire" una obra bajo la técnica de la comedia del arte en estilo ripioso y dividida en tres actos, cuenta la historia de una familia un tanto peculiar en un momento histórico diferente, con situaciones de locuras constantes.
El estilo ripioso no es otra cosa que una conversación con rimas. Es diferente al estilo que se utiliza en otras obras teatrales, ya que el lenguaje utilizado deja al público pensando, y después de un rato comienzan la risas.
En esta obra se narra la situación de una familia. Todo transcurre en base a un sueño, en el que un padre ve que su hija mantenía una relación con su propio hermano, y esto debido a que en la relación con su esposa hubo infidelidad. Ambos callaron el hecho de que habían tenido un hijo, y como siempre, el mundo es pequeño, su hija tuvo relaciones con su hermano.
Pero como en la vida real, todo se sabe por una "bochinchosa" que está pendiente de la vida ajena, y en la obra ésta fue el vehículo por medio del cual la pareja se entera de las travesuras en las que andaba su hija.
Muchas cosas pasan. Como es sabido nunca falta el personaje que se dedica a sembrar la cizaña... El enredo termina cuando el padre de la joven logra despertar del sueño en el que estuvo por casi dos horas.
Uno de los personajes que más atrajo los aplausos del público fue la sirvienta, pues tenía las mismas características de la empleada que ante un lío se pone nerviosa, pues no sabe de qué manera decirle a sus patrones lo que sucede por temor a la reacción de éstos.
Narices, rostros cambiados y desencajados por la trama era la parte del punto sobresaliente, una exageración y una manera de ridiculizar, ya que por ejemplo la bochinchosa, tenía unas orejas muy grandes, que dan a entender, que todo lo que escucha lo dice, pero un poco más exagerado, y así pasaba con cada características de los ocho personajes que se presentaron en tarima. |