El ex estelar del fútbol argentino, Diego Maradona, permanecía recluido ayer viernes, en una aislada casa de campo de la provincia de Buenos Aires, rodeado de un cuestionado entorno y alejado de su familia, con una enfermera y tres custodios, tras el abandono voluntario y sorpresivo de la clínica donde fue internado al borde de la muerte el 18 de abril.
Maradona, de 43 años, jugó la tarde del viernes, nueve hoyos de golf, su actual deporte favorito, en la residencia de campo que ocupa desde el jueves en la localidad bonaerense de General Rodríguez (50 km al oeste).