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Los panameños somos manejados por "slogans" y basta que una maquinaria, con gran capacidad de manipulación, con grandes recursos, con estrategias de tiempo completo y con gran manejo de la opinión pública, logre calar una palabra o una frase, puede lograr, no sólo la desestabilización, sino la paralización de la propia gestión gubernamental.
Todos queremos combatir la corrupción, pero se está llegando al extremo que todo lo que gira en torno a contratos, ya sean renovados o nuevos, la muletilla es la palabra de moda: "corrupción".
Si hacemos un recuento del manipuleo de palabras, al gobierno se le ha dicho cosas como un gobierno sin experiencia, sin coordinación o que ha desacelerado la economía y ahora, la que han logrado poner de moda, es la ya mencionada.
Nadie se opone a que se investigue las actuaciones públicas, pero desde afuera sin haber recibido el mandato popular, se quiere dirigir el gobierno e inclusive, determinar cuándo debe cambiar su equipo ministerial.
Lo más interesante de este asunto, es que quienes solapadamente son los grandes maestros del engaño, se han encubierto su ropaje de diablo para repartir escapularios.
El gobierno tendrá que aprender a actuar y a contrarrestar este mundo de "slogans" muy bien articulado, porque los únicos que se pueden equivocar son los pueblos.
Si los panameños no comenzamos a percibir que desde la oposición se puede manejar un gobierno no para el beneficio de resolver los grandes problemas, sino para alcanzar en un próximo período el poder ejecutivo, estamos atrasando las soluciones y podríamos despertar en realidades como la ecuatoriana, la colombiana, la peruana y la venezolana. |