Doce personas, incluyendo algunos activistas políticos, que habían sido secuestradas por la guerrilla, fueron dejadas en libertad.
El secuestro se produjo cerca de Carurú, municipio situado a 500 km al suroriente de Colombia, después de las elecciones municipales, celebradas una vez que el Ejército recuperó el control de la población. Antes estuvo en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).