MENSAJE
Valore su cuerpo
Mensaje de Mons. Romulo Emiliani
Hay que valorar su cuerpo;
su cuerpo es usted. Usted tiene alma, espíritu y cuerpo. Su cuerpo
es parte suya y usted se comunica por medio de su cuerpo.
Dios lo hizo y lo dotó de un cuerpo maravilloso para vivir plenamente.
Por lo tanto:
- Debe aceptar su cuerpo, el cuerpo que Dios le dio. Evite complejos
y no se compare con otros. Acéptese tal como es: bajo o alto, blanco
o moreno. Acéptelo, pues es su realidad. Ame su cuerpo y así
se amará a usted mismo.
- Cuide su cuerpo. NO tiene otro, y sólo con este cuerpo puede
vivir en la tierra. Aliméntelo bien, y cuídelo porque es
posesión suya. Cuide su salud porque de eso depende su estadía
en la tierra. Además usted debe saber que su cuerpo es templo del
Espíritu Santo. En su cuerpo habita Dios. Usted es templo vivo del
Espíritu Santo.
- Todo vicio, mancha, profana su cuerpo. Evite caer en vicios como el
licor, la droga o el sexo. Estos manchan su cuerpo y su alma.
- Viva decentemente. Respétese a usted mismo.
- Mantenga su cuerpo sano. Para eso contamos con la medicina. Mantenga
su cuerpo sano y usted vivirá mejor y podrá servir más
a Dios y a su prójimo.
Su cuerpo aloja al alma y al espíritu. ¿Se encuentra tenso,
nervioso, cansado con los músculos de la nunca agarrotados? Todo
esto influye en la mente y el espíritu, y todo es ocasionado por
no saber descansar y relajarnos físicamente. ¿Quiere descansar?
¿Quiere sentirse mejor? Lo invito a hacerlo.
Siéntese en una silla y ponga sus pies en el suelo, con naturalidad.
Cierre los ojos, descanse profundamente e imagínese que usted pesa
200 kilos. Está muy pesado y este enorme peso de su cuerpo descansa
sobre la silla. Usted no hace nada por detenerlo. Respire hondo y lentamente.
Levante su brazo derecho encima de su cabeza no haga fuerza. Déjelo
caer lentamente arriba de su rodilla derecha. Está muy pesado, déjelo
caer. Hágalo tres veces. Haga lo mismo con el brazo izquierdo sobre
la rodilla izquierda. Está usted respirando hondo y profundamente.
Bote el aire y vacíe los pulmones; llénelos y vacíelos
nuevamente. Deje caer la cabeza hacia adelante, como si sus músculos
no tuvieran fuerza. Relaje los músculos del rostro.
Luego de 5 minutos de este ejercicio levántese, camine un poco,
abra sus ojos con calma, sonría y verá como se siente mejor.
Hemos unido la oración y la fe a las técnicas de relajamiento
físico. Usted lo puede hacer varias veces al día. Recuerde
que del relajamiento viene la energía. Todo esto unido con una buena
dieta, ejercicios físicos adecuados a la edad, y una mente positiva
le ayudará a curar muchas dolencias .


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