Aunque muchas personas llegan a la vejez sin muchos problemas, otras sufren de trastornos que las obligan a modificar sus hábitos de alimentación. Por ejemplo, las afecciones y enfermedades cardíacas, menor producción de saliva, entre otras, obligan a una mejor nutrición.
Por esto, sus alimentos deben ser preparados para ser fácilmente masticables. Se pueden triturar y desmenuzar. Los vegetales se pueden cocinar en trozos pequeños e incluso preparar en zumos y compotas. Las cremas y sopas son una excelente opción. La comida se puede hornear, preparar a la plancha o hervir en agua. No es recomendable freírlos, pues el exceso de grasa produce la sensación de hastío, y no es saludable. Además, es conveniente consumir agua, alimentos que tengan calcio y mucha fibra.