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EDITORIAL
Mirarse en el espejo de Venezuela
Los lamentables hechos que se registran en Venezuela, deben servir a los gobernantes del Continente poner las barbas en remojo o verse en el espejo del expresidente Hugo Chávez Frías. Lo sucedido representa una experiencia a los gobernantes y candidatos presidenciales para que mantengan la coherencia entre sus promesas, discursos y acciones. Los políticos llegan al poder prometiendo acciones a favor de los pueblos, pero luego se transforman y olvidan sus compromisos y así se origina el desencanto de las masas.
Aunque América Latina ha superado la época de los regímenes militares, en los últimos años ha retornado el fantasma del derrocamiento, principalmente en Sur América. Así cayeron presidentes en Paraguay, Ecuador, Perú, Argentina y ahora Venezuela. La corrupción, los abusos en el poder y la crisis económica, son los principales elementos que han influido en la caída de los gobernantes.
En Venezuela, Hugo Chávez llegó con una gran popularidad para reemplazar a una clase política corrupta, pero su incapacidad de diálogo, su demagogia y con un discurso desfasado, llegó a colmar a la sociedad civil. Se rodeó de amigos que asustan al mundo democrático como Saddam Hussein, Muammar Gaddafi y Fidel Castro. Creó grupos paramilitares como los círculos bolivarianos y promovió decretos-leyes que asustaron al capital, que junto al Ejército, han logrado derrocarlo.
Con la caída de Chávez no todo ha sido superado en Venezuela. El país enfrenta una fuerte división política y no hay grandes líderes que puedan lograr un acuerdo nacional, una vez concluya el gobierno transitorio. Ahora vendrá el momento de pasar facturas a Hugo Chávez y sus seguidores; habrá depuración en las Fuerzas Armadas y ya se clausuró el Congreso y el máximo tribunal. Los perseguidores serán perseguidos y la nación puede entrar en una fase de confrontación tan peligrosa como la que acaba de superar.
La reconstrucción de Venezuela no será tarea fácil y las posiciones extremas de ambos lados pueden poner en jaque los intentos por restablecer una plena democracia en la nación suramericana. Los pueblos del mundo están claros en no respaldar el retorno de los castrenses al poder, porque la experiencia es de ingrata recordación.
Venezuela en su última elección sólo tenía como opción presidencial a dos militares golpistas: Hugo Chávez y Francisco Arias. La clase política venezolana debe comprender que la tradicional corrupción que los caracterizó dio margen a fenómenos como Chávez, por eso debe haber un compromiso de honestidad, para que no surjan falsos profetas.
Hoy la nación amiga sufre una ruptura de su orden constitucional, pero se deben dar los pasos necesarios para normalizar la institucionalidad democrática y celebrar cuanto antes elecciones libres transparentes.
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PUNTO CRITICO |
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