El 12 de marzo, día en que se anunció que un tsunami sacudiría las costas panameñas, fue la última vez que Celia Rosa Atencio, de 56 años, habló con su hija Marta Esther Gómez, de 23.
Su familia desconoce si ríe, llora o come o si dejó de respirar.
Existen varias conjeturas, pero hasta hoy nada se ha confirmado.
Personal de la Dirección de Investigación Judicial (DIJ) ha preguntado a la familia si ella tenía una segunda relación sentimental, pero su madre lo rechaza y si ese hubiese sido el caso, ya hubiera llamado.
Otra unidad de la DIJ preguntó si Marta tenía amistad en el extranjero, pero otro rotundo no, de Vanessa, su hermana, tira por el piso otra hipótesis.
Ahora el funcionario argumenta si la han buscado en casa de otras amistades. Él desconoce las diligencias que la familia Atencio Gómez ha hecho para saber sobre su paradero.
Han aparecido en transmisiones de la Lotería Nacional portando su fotografía y esa misma imagen también la han colgado de muros y paredes de algunos centros comerciales, contó Aracelly, otra de sus hermanas.
Humberto Mas, director del Instituto de Medicina Legal y Ciencia Forense y directores hospitalarios han escuchado el nombre de Marta y también han respondido: "Por acá no está".
La más pequeña de ocho hermanos, con un Bachiller en Comercio y con tres años de experiencia laboral, es alegre y laboriosa, pero su relación con la familia se desmejoró cuando inició una vida amorosa con Roberto Rivera, alias "Cara Loco", hace tres años.
DESAPARICION
Roberto y Marta eran una pareja migratoria. A veces estaban en Vista Alegre, Arraiján, y otras en El Trapichito, en Villalobos, corregimiento de Pedregal.
El 15 de marzo Roberto llamó a la familia de Marta, que vive en Villalobos, y les informó que ella salió de Arraiján hacia Pedregal para entregar una hoja de vida a su amiga de infancia, pero esa versión es rechazada por la familia, pues Marta no llegó y Raiza, su amiga, tampoco sabía del supuesto acuerdo.
Roberto, por sus problemas legales, no ha rendido declaración ante la Fiscalía Auxiliar. Él fue la última persona que vio a Marta, pero anda prófugo.
ENTERRADA
El martes, un contingente de policías con una orden judicial de excavar en la casa de los familiares de Roberto destruyó el piso de la vivienda ubicada en Pedregal.
Las yacamas rompieron el concreto en cuestión de horas, pero debajo de las placas de cementos, Marta no estaba.
La DIJ de Juan Díaz tenía información de que la joven había sido asesinada y enterrada en el domicilio, pero la evidencia arrojó lo contrario.
CECILIA, SU MADRE, ESTA DESESPERADA.
Acariciando con la yema de sus dedos de la mano derecha la imagen de Marta en una hoja de 8x11 y mirando hacia la calle, doña Cecilia no pierde la esperanza de que un buen día su hija amada aparezca, por eso pide a la comunidad que si sabe de su existencia avise en el teléfono 6575-0120.