Usted camina por su barriada o por los departamentos de una empresa u oficina pública y puede detectar constantemente a un grupito de personas cuchichiando.
El tiempo que deben dedicar para hacer oficios o realizar una labor productiva lo distraen hablando pendejadas en las esquinas. Siempre es la misma gente en su mismo ambiente.
Ese tipo de actitud refleja dos cosas: o no tienen trabajo que hacer, o no cumplen sus labores como debe ser. Una persona con responsabilidades, no tiene tiempo para perderlo en hablar tonterías en horas laborables.
Vaya usted a las casas de los que cuchichean y verá que dan ganas de
salir huyendo. Haga una inspección de los trabajos que estas personas producen y notará que tienen una calidad mediocre.
Pareciera que casi todos los bochinchosos están cortados con el mismo molde: no sirven para nada. Y ¿porqué sucede esto?. Sencillo, esa gente distrae su atención en hablar de los demás, en vez de estar preocupados por hacer sus tareas personales y profesionales de una manera eficiente.
Una cosa es intercambiar un saludo cuando alguien se encuentra en la esquina del barrio o en los pasillos con un vecino o un compañero de trabajo y otra es perder horas en el bla-bla-bla improductivo.
En el cuchicheo se habla de todo el mundo y hasta de la propia vida privada de los que participan en esas conversaciones, porque en su afán, esta gente no se puede guardar ni sus hazañas de alcoba. Anoche hice y deshice con mi pareja, usted los puede escuchar decir.
Bueno, nada bueno se puede esperar de esta gente que no se guarda ni sus propios secretos.
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