Panamá es un país donde la pobreza avanza, como alud arrollador sin esperanzas de poderla detener. Sube la canasta básica, rota en el centro por enorme agujero, lo mismo que el tanque del depósito de combustible que hace mover nuestro eco
nómico e incómodo automóvil. Unido a toda esta menospreciable situación explotadora de bolsillos, se enlazan los útiles escolares que los estudiantes utilizan en sus faenas diarias en el claustro escolar.
Es concebible que el mundo del conocimiento está en mutación, pero esto no se da en un solo golpe, como para pedirle a los educandos textos desemejantes cada año que pasa, sin poderles servir a los demás hermanos que vienen abajo. Estamos de acuerdo que los acontecimientos en todos los órdenes del saber humano, experimentan cambios sustantivos, pero estas condiciones no se dan con frecuencia.
Muchas veces es cuestión de apreciación profesional, para que el profesor convenga en la recomendación de tal o cual libro de estudios.
Estas herramientas de trabajo responden a declinaciones de preferencias especialmente recomendadas por el examinador. El objeto es poseer nuevos libro, obviamente necesario que nos abra las vías expeditas, para pasar el examen y continuar el cursar en la vida de estudiante, pensando que este recurso contiene los esenciales fundamentales como para promover la disciplina. Comprendemos que los conocimientos son el saldo de motivaciones y hallazgos en el campo de la sabiduría y que como tal, no responden a conceptos psíquicos aislados, son ellos el continuo fluir de los sistemas sensoriales en la producción interminable de nuevas imágenes, sensaciones y sentimientos en continuidad, concadenándose, formando haces unidos, como el río madre que recoge toda la actividad de sus afluentes.