Roma quedó colapsada ayer por una marea de centenares de miles de peregrinos dispuestos a esperar interminables horas para visitar la capilla ardiente del papa Juan Pablo II, cuyo sucesor será elegido a partir del 18 de abril.
"En este momento en Roma hay más de un millón de peregrinos, y la zona del Vaticano no podrá recibir a más fieles", declararon anoche los responsables de los servicios de Protección Civil.
El tiempo de espera para ver durante algunos segundos los restos mortales de Juan Pablo II supera las 15 horas. Muchas personas están literalmente atrapadas en estas filas kilométricas que se extienden alrededor de la basílica de San Pedro.
CIERRAN ACCESO
Haciendo caso omiso a la cólera de los peregrinos, las autoridades romanas cortaron poco antes de la medianoche y por razones de seguridad el acceso de los fieles a las filas. Según los responsables, en ningún caso los devotos podrían llegar a tiempo para ver al Pontífice antes del jueves por la noche, cuando el templo tiene previsto cerrar para preparar la misa de réquiem del día siguiente.
Esta peregrinación a Roma podría superar en volumen la que se registra en La Meca durante la cita anual de los musulmanes.
CAOS
Atascos gigantes, calles cortadas, transportes públicos colapsados, toneladas de basuras acumuladas, hoteles repletos, redes telefónicas saturadas: el panorama desesperaba el miércoles a los miles de voluntarios repartidos por la ciudad, desconcertados ante semejante caos.
La situación se complicará más a partir de hoy, cuando además de organizar a las decenas de miles de fieles, autoridades, policías y servicios de Protección Civil tendrán que garantizar la seguridad y traslados de jefes de Estado y gobierno que acudirán al funeral. Las autoridades han implementado un plan de seguridad.