La modalidad es vieja así como el fenómeno de la drogadicción en este país.
Casi a menudo hay noticias de grandes incautaciones de cocaína, heroína y marihuana entre otros alucinógenos sobre todo en la terminal aérea internacional.
Sin embargo, en las pequeñas calles de Panamá, hay otro mercado donde la situación es igual de peligrosa.
Este fenómeno es conocido como "Droga Xpress" en el cual también interviene la modalidad de las llamadas "mulas", que a diferencia de aquellas que transportan grandes cantidades, estas lo hacen de poco a poco.
"Hey, voy a dejarla a ella y regreso que quiero hablar contigo".
"¿En serio?
"Sí. Quiero que me pongas en algo. ¿Podrías?
"¡COMO NO, JEFE!".
Ese fue un diálogo sostenido entre un vendedor de rosas en uno de los tantos semáforos que abundan en este país.
El vendedor entendió la clave del conductor desconocido para él.
Contó el conductor que a su regreso, le pidió tres gramos de cocaína. El florista no tardó en traer la mercancía por la cual pedía nueve dólares en total a parte de la comisión.
Estos vendedores de drogas son parte de una modalidad que se expande en casi todos los rincones del país.
Algunos bartender de las discotecas, de bares, algunos vendedores a domicilio, en algunas esquinas de venta de comida en las calles y hasta algunos "bien cuida’os" son a veces el enlace entre los compradores y los vendedores.
Ellos son las "mulas" mensajeras que llevan y traen la mercancía a cambio de una comisión de unos dos, tres, cuatro y hasta cinco dólares, dependiendo del cliente.
CLIENTES
Los clientes de estos intermediarios son personas de accesibles recursos económicos, ya que pueden darse el lujo de dar varias vueltas en los autos hasta dar con el "hombre clave" que los pueda dotar de lo que necesitan, lo que implica el gasto de la gasolina que hoy por hoy está elevada.
Estos clientes por lo general son jóvenes y casi nunca andan solos sino en compañía de algún compinche.
El género no es exclusivo, ya que los hay tanto hombres como mujeres.
TESTIMONIOS
Ana Cristina* es una estudiante de unos 24 años. Ella contó que Rogelio*, un repartidor a moto, es su contacto para el "servicio", y que cuando lo necesita, ella llama al lugar y pregunta por él, a quien le dice que le traiga un el pedido con una ración "extra de alcachofas".
Esa es la clave para el pedido. Rogelio sale del local con el pedido, pero en el trayecto se desvía hacia su proveedor mayor donde consigue el pedido especial de Ana Cristina.
Alejandro*, de 35 años, relató que en la discoteca que frecuenta con sus amigos, el contacto es el bartender Saúl*, con quien consigue el gramo de cocaína por sólo cinco dólares.
"Cuando quiero conseguir algo, voy donde "Piyuyo" y él me trae lo que le pida por sólo tres dólares el gramo. Le doy algo para lo suyo", reveló Alberto, de 40 años.
"Piyuyo" es un "bien cuida’o".
RIESGOS
C: ¿Y la Policía sabe de estos movimientos?
"Bueno, lo que pasa es que ellos (policías) no tienen pruebas, por eso es que no nos agarra", confesó Enrique, un vendedor ambulante quien argumentó que él hace ese "negocio" porque tiene una familia que mantener y lo que "hace" con la venta del día no alcanza para mucho".
"Esta es una entrada extra", aseguró.
REALIDAD
Los sitios estratégicos están. La droga existe. Los vendedores y compradores también.
Corresponde a las autoridades llevar a cabo una vigilancia más de cerca para acorralar a los mercaderes de la muerte.
El relato inicial de esta historia fue real cuyo diálogo fue una prueba para comprobar la veracidad de los hechos.
El conductor rechazó la mercancía que le trajo el florista, quien con una sonrisa dijo: "Está bien, Jefe. Cuando Usted quiera. Usted sabe..".